OPINIÓN
Rehenes
Señora, rehenes de Junts, de ERC, del PNV, de Bildu, de Sumar, de Podemos o del BNG, ustedes, que no pueden dar un paso adelante si no es comprando las voluntades de todos ellos
No voy a hablar de todos esos pobres israelitas que, si viven, quedan aún en manos de Hamás, no. Voy a hablar del desparpajo de los ministros voceros del gobierno y hoy, particularmente, de la señora vicepresidenta primera y ministra de Hacienda por una más ... de sus declaraciones con las que nos tiene regalados.
Ha sido esta semana. Estaba viendo el informativo del mediodía y, hala, ahí aparece esta buena señora, y sin cortarse ni un pelo, lanza una vez más con total desparpajo y absoluta desvergüenza política lo de que el PP no sigue al gobierno en sus intenciones porque «se sabe rehén de la ultraderecha».
Estupefacto me quedé. Minutos antes o después aparecían las imágenes del presidente Illa con Puigdemont y todos tan contentos. ¡Del presidente Illa, que había abjurado de la ley de amnistía y que no quería saber ni ver ni en pintura al prófugo! Pues allí estaba, en las oficinas del gobierno autonómico catalán en Bruselas, (que nos hemos visto a costear todos los demás españoles), dándose la mano con el de Junts en una sala de esas dependencias de un gobierno autonómico de España de la que, para poder hacerse la foto y porque así lo quería el sentenciado, no había rastro ni de la bandera nacional, ni de la autonómica, ni de la europea.
¿Pero cómo puede decir esta señora que gusta aplaudir a modo de caseta de feria con el dedo meñique estirado que el PP se sabe rehén de Vox Señora, rehenes de Junts, de ERC, del PNV, de Bildu, de Sumar, de Podemos o del BNG, ustedes, que no pueden dar un paso adelante si no es comprando las voluntades de todos ellos con el común de los españoles. Ustedes sí que son para nuestra desgracia rehenes de todos ellos. Y bien que lo sufren los socialistas de España como los que no lo somos, pero nos lo tenemos que tragar.
Rehén es España de ustedes que, porque así lo permiten las conveniencias políticas, tan lícitas como menos éticas, juegan desde su inferior resultado electoral para pactar con todos los que se aprovechan cada día más de sus debilidades.
Ver comentarios