Apunte

El año en que nos sentimos un poco más orgullosos

Pese al pesimismo que suele inundar las páginas de cada periódico, 2022 no ha sido un mal año si analizamos los retos que teníamos por delante y cómo los hemos solventado

El apunte

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En estos tiempos, no hay nada más revolucionario que una sonrisa o un mensaje positivo. Uno (ya sea un comensal, un tuitero o un periodista) corre el riesgo de ser calificado como ingenuo, cuando no como egoísta, si proclama que las cosas van bien. Y, sin embargo, es necesario decirlo, en especial, cuando esa rectitud en el camino no ha venido dada por los hados del cielo, sino que se debe al trabajo y al tesón de toda una comunidad. Por eso, antes de que lea usted unos análisis que nos sitúen junto al precipicio, le tranquilizamos: 2022 ha sido un buen año.

Pese a que el inicio nos pudo hacer dudar, con ese oso cuellitorcido que no auguraba nada bueno, lo cierto es que se han desbloqueado proyectos que llevaban años en el cajón y otros, que parecían condenados a una eterna prórroga, han salido adelante.

Así, éste fue el año en el que las administraciones y la Universidad se sentaron para desbloquear de una bendita vez el embrollo de Valcárcel. Hablaron de lo más desagradable: cuántos euros debía de poner cada una. Cada una, de un color. Y se alcanzó un acuerdo. Esperemos que sea un adelanto de muchos más acuerdos sin que las siglas sirvan de barrera contra el progreso.

También éste fue el año en que vimos, por fin, el tranvía cruzar la calle Real de San Fernando para algo más que para un infinito itinerario de pruebas. Las ayudas a la movilidad han conseguido que tenga una aceptación notable y, sobre todo, ha hecho un poco más pequeña la Bahía, acercando a los gaditanos de ambos lados del río Iro y del río Arillo. También el 2022 que nos abandonará en unas horas vio cómo la antigua Residencia del Tiempo Libre (de cuya aluminosis es mejor no acordarse) se transformaba en un moderno hotel de cuatro estrellas que dará nuevos bríos al Paseo Marítimo.

Fue el año en que Delphi cerró una de sus plantas, pero se conservó la práctica totalidad del empleo. También en el que Navantia siguió ganando contratos y demostrando que es una apuesta de futuro. Y en el que el paro se contuvo mientras la inflación se disparaba. Esperemos que 2023 sea algo parecido a este casi difunto 2022. Feliz año.

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