APUNTE
Las prisas de los que no han hecho los deberes
Kichi y su equipo siguen actuando como los malos estudiantes y lo dejan todo para el último momento; los sindicatos, obviamente, conocen la situación y no pican
El Gobierno de José María González Santos tiene prisa. Prisa por tratar de cumplir sus compromisos y prisa por secar todos los charcos con los que ha ido empantanando la gestión del Ayuntamiento de Cádiz. A lo largo de estos cerca de ocho años de desgobierno, ha ido posponiendo y encallando distintos asuntos que ahora, con unas elecciones municipales que son pura incertidumbre a las puertas, se le acumulan. Uno de los más urgentes (no desde ahora, sino desde hace años) es el acuerdo con los sindicatos municipales para las condiciones laborales del personal del Consistorio. El Ayuntamiento, ahora, tiene prisa y quiere llegar a acuerdos. Las centrales sindicales, que conocen el paño después de haberse tenido que levantar en varias ocasiones de las distintas mesas de negociación, no pican y son prudentes.
Así, según se recoge en este periódico, existe un toma y daca entre las centrales y el equipo de Gobierno municipal sobre las condiciones laborales de los empleados sin que, de momento, haya un acuerdo a la vista por la disparidad de criterios. Esto es algo normal en las negociaciones entre trabajadores y empresas. Lo que no era normal era la situación a la que nos tenía acostumbrado el politburó de San Juan de Dios, con interrupciones de meses y meses de las conversaciones.
O peor aún, con engaños que dejaban a la ciudad comprometida. La tensión que se está viviendo en los últimos años con la Policía Local es una muestra de la nula capacidad de los correligionarios de Adelante Cádiz para conversar con quienes no piensan como ellos. Sirva de ejemplo cuando los agentes suspendieron las protestas en el carnaval de 2022 ante la promesa de un acercamiento en las posturas que terminó derivando en la marginación del concejal Demetrio Quirós de las negociaciones. ¿Qué se puede esperar de un equipo así?
La ciudad tiene el reto de cerrar las negociaciones con su personal municipal sin que ello termine afectando a la gestión del día a día en la ciudad. Sin embargo, el reto mayor es que se logre con un equipo que ha demostrado no ser fiable. Los sindicatos, ya curtidos en estas lides, saben que es mejor dejar de lado las prisas municipales y prefieren un buen acuerdo en tres meses, que una trampa presente.
