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Palabrerías

El presunto Código Ético de Adelante Izquierda gaditana no es más que un brindis al sol

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Una de las mayores mentiras de la izquierda radical del siglo XXI es su presunta superioridad moral e intelectual. Sus propios militantes dedican buena parte de sus esfuerzos a propagar tal idea y logran que cale en no pocos ciudadanos que, o bien no tienen tiempo, o bien ni tan siquiera ganas de pararse a analizar a fondo las cuestiones que plantean. Ocurre con la izquierda extrema en general y con la gaditana en particular.

El actual alcalde de Cádiz, José María González 'Kichi', llegó a ocupar el sillón principal de San Juan de Dios haciendo muchas proclamas en este sentido. La más sonada fue la de donar parte de su sueldo a diferentes instituciones, como si ello constituyera un mérito añadido a la que debe ser su única preocupación, que es la de gestionar una ciudad que sufre una decadencia evidente.

Su sucesor como número uno en la lista de la candidatura de Adelante Izquierda Gaditana no le va a la zaga. David de la Cruz presentó ayer el código ético de su partido y lo hizo con todo el boato y el ruido posible, firma ante Notario incluida. Y repitió las frases y los mantras con los que su 'jefe' ha aburrido a los gaditanos durante ocho años. «No venimos a enriquecernos con la política», «hemos hecho de la honestidad un valor», «pensamos, sentimos y vivimos como la gente, como la calle», «esto es lo que nos diferencia de otras fuerzas políticas como el PP o el PSOE». Todo esto, como el valor en la guerra, se debería dar por hecho, no es un valor añadido. Y es común a la práctica totalidad de aquellos que han ejercido la política en la provincia de Cádiz en las últimas décadas. Que se sepa, no se conoce caso alguno de políticos gaditanos que sean millonarios tras su paso por alguna administración pública. Y los que lo han intentado han sido llevados ante la Justicia.

Todo este argumentario infantilizado provocaría más risa que otra cosa si no estuviéramos hablando de un asunto tan serio e importante como la alcaldía de Cádiz. Firmar un código ético en el que se comprometen a dejar su cargo si son condenados «por delitos relacionados con corrupción, cohecho, malversación, y por supuesto, para delitos de racismo, xenofobia, violencia de género, homofobia, lgtbifobia, contra los derechos humanos o los derechos de las personas trabajadoras» es un brindis al sol. Faltaría más. De hecho, no hará falta que renuncien. Será la propia Justicia la que los aparte. En definitiva, su presunto código ético no es más que palabrería.

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