Apunte
Cuando el juego ya no es tan juego
Crecen los casos de niños adictos a las apuestas y las nuevas tecnologías. Los datos lo confirman. Los terapeutas lo advierten. Algo hay que hacer
El juego deja de ser un juego cuando ya es una dependencia. Cuando un niño, o un adulto, pero un menor en mayor riesgo por ser más vulnerable y moldeable, enciende la pantalla de su móvil, su tablet u ordenador casi de manera compulsiva y para buscar un placebo. Sencillamente porque está enganchado. Ya no le hace falta bajarse al salón de juegos, a buscar una maquinita o ver con quien echa un póker, ya lo tiene en su mano. Y ahí está el peligro. Es todavía más incontrolable. Cierto es que a estos chicos que son nativos de las tecnologías, que saben como funcionan todos estos aparatos casi de forma natural, es complicado alejarles de ellos. Porque cierto es también que ahora muchas de sus relaciones sociales y su ocio se encuentran ahí y no se les puedes encerrar, aislar de su ambiente. Pero eso tampoco es óbice para que no se les controle. Y en este sentido es muy importante mantener el orden de las normas sobre quienes pueden ser foco y origen de ese mal hábito que con el tiempo termina convirtiéndose en una adicción. En una enfermedad que puede arruinar su vida y la de sus familias. Lo dice bien claro hoy en este periódico un experto psicólogo que trata a menudo con chicos que han caído en la ludopatía. Él ha visto casos ya severos de menores que han robado a sus padres o los han endeudado con tal de seguir apostando. Que están fracasando en sus estudios o que se han vuelto irascibles o violentos si se les lleva la contraria, si se les intenta corregir.
Por ello sería bueno, urgente podríamos decir, que las administraciones, todas a una, se pongan en serio a limitar y vigilar de verdad las plataformas que invitan a jugar y les engatusan con el dinero fácil. Hay leyes, sí, pero todavía hay en ellas o contra ellas muchas trampas y vacíos. Además de los padres. Si hay que actuar, denunciar, que lo hagan. Que no se normalice. Antes de que sea demasiado tarde.
