EL APUNTE

La humillación de un Estado

El problema no es Puigdemont; el verdadero oprobio es que el país, con su Gobierno al frente, se ha dejado humillar

El apunte

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Un ciudadano español. Uno de Cádiz, por ejemplo, uno de nosotros. De cualquier rincón de nuestra provincia. Prófugo de la Justicia española, buscado por la Policía y la Guardia Civil, siete años después de su huida y tras anunciar públicamente que vuelve, se planta junto ... al Ayuntamiento de turno y se marca un discurso altanero y provocador, proclamando a los cuatro vientos que está aquí: «¡¡Que estoy aquí!!». Diez minutos después, se marcha a paso ligero y desaparece. Nadie lo detiene, pese a que los agentes establecen un cerco (operación 'jajajaula') e inspeccionan los vehículos sospechosos. ¿Es posible? ¿Es creíble? ¿Es risible?

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