Un feminismo de esfuerzo y unidad

Es común, desde hace unos años, que en esta fecha confluyan dos feminismos. Uno que se ampara en la pancarta y el grito, que se quiere arrogar el derecho de decirle a la mujer cómo debe pensar, qué debe decir y hasta cómo debe sentir. Un feminismo que busca hacer lo mismo que afirma combatir: menguar las posibilidades de la mujer de decidir, de ser libre, de desarrollarse en plenitud. Frente a éste, existe un feminismo quizá menos llamativo, pero imprescindible, representado por las millones de mujeres que han decidido dar un paso adelante en la sociedad y ocupar, sin ningún tipo de complejos, los cargos que les corresponden.

En las páginas de hoy damos una muestra de ocho mujeres que pusieron su talento y su esfuerzo en aras de un mayor progreso social, en busca de una libertad que no admitía cortapisas. Son ocho mujeres de distintas sensibilidades políticas, desde los sectores más conservadores a los más progresistas, que tienen como denominador común el no haberse arrendado ante el reto de liderar proyectos políticos que buscaban un mundo más igualitario y justo. Proyectos en los que no sólo importen los decibelios del grito o lo sorprendente de la ocurrencia sino, sobre todo, donde primen las ganas de remar por un mundo en el que las brechas de género vayan haciéndose cada vez más finas.

Este 8M, de nuevo, saldremos a la calle a reivindicar un mundo para todas y todos, donde la toma de decisiones, remedando a un antiguo anuncio, no sea sólo cosa de hombres. Pero, sobre todo, saldremos a la calle tratando de recuperar una unidad en el feminismo que han ido quebrando quienes se han ido arrogando el derecho a decidir quién es, y quién no, una feminista de verdad.