EL APUNTE

Un estigma inmerecido

La implantación del narcotráfico en la provincia se debe a su situación geográfica, no a la alta tasa de desempleo que padece

El espeluznante asesinato perpetrado por el narcotráfico el pasado viernes ha vuelto a situar a la provincia de Cádiz en el foco mediático nacional. La brutalidad de las imágenes captadas por los vídeos subidos a redes sociales, sumadas a los gritos de aliento a los ... narcotraficantes desde tierra firme no han dejado indiferente a nadie. Incluso la Fiscalía Superior de Andalucía está investigando si esos gritos atentan contra el honor y la seguridad física. Nadie puede dudad de que se trata de hechos muy graves los ocurridos en el puerto de Barbate, que debería suponer un punto de inflexión en la lucha contra el narcotráfico que lleva castigando a la provincia de Cádiz desde tiempos inmemoriales.

Ahora bien, las organizaciones criminales dedicadas al tráfico de drogas –y en los últimos tiempos también al tráfico de personas con la inmigración ilegal– desarrollan esta actividad en distintos puntos de la provincia, aunque su origen es la comarca del Campo de Gibraltar, por su situación geográfica, como puerta de entrada desde el norte de África.

En los últimos días, un argumento a nivel nacional bastante recurrente para justificar la implantación de estas redes criminales de la droga en Cádiz es la elevada tasa de paro que padecemos. Es incuestionable que el desempleo es una de los grandes hándicap de esta provincia, pero no por ello se debe estigmatizar a una población, bien sea la de La Línea, Barbate o Sanlúcar, por este hecho.

El alto nivel de profesionalización de las mafias de la droga hace que logren enormes dividendos. Para captar a sus 'empleados' reparten 'sueldos' mareantes por realizar distintas labores de vigilancia, reparto o 'guardería' de los estupefacientes. Estas ganancias difícilmente estarían al alcance de cualquier trabajador, no solo en la provincia de Cádiz, también en muchos puntos de España.

Por todo ello, los gaditanos no deben cargar con el estigma del paro como argumento para justificar que haya personas que delincan, en mayor o menor medida, realizando las distintas funciones antes mencionadas.

El enfoque debería ponerse en dotar de más dispositivos a la actividad de la unidad de la Guardia Civil OCON-Sur, que el Ministerio del Interior desmanteló hace unos años de manera incomprensible, para tratar de cortar de raíz esta lacra que azota a nuestra provincia, por el mero hecho de ser la que está más cerca de Marruecos.

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