APUNTE

El error de desproteger a los que nos protegen

La reforma de la Ley de seguridad ciudadana es otro ejemplo del coste de un gobierno sujeto a los favores debidos. Los fuerzas del orden están avisando

El apunte

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Los últimos hitos del Gobierno de Pedro Sánchez están pasando factura al ciudadano. Y no solo en lo económico sino, y todavía más importante, en su propia seguridad. En su bienestar y en su protección. Para muestra la excarcelación ya de decenas de pederastas y violadores que se han visto beneficiados por la ley del sí es sí auspiciada por la ministra Montero y que contó con el beneplácito socialista. Pero la lista de estos hitos de lo absurdo y contradictorio podría seguir con otra reforma de ley que prepara el Gobierno y que está a punto de finiquitar en las Cortes. Se trata de la modificación de la ley de seguridad ciudadana que contempla una serie de cambios sobre los protocolos en las actuaciones de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que rozan lo negligente y lo inexplicable.

Y así lo están advirtiendo los propios agentes que ayer se manifestaban en la capital de España para alertar sobre que estas modificaciones no les permitirá hacer bien su trabajo que no es otro que el protegernos. Y el hecho de que sean ellos mismos los que alerten de lo que puede pasar ya es un detalle a tener en cuenta. Porque lo que puede pasar es que se beneficie de nuevo al que delinque, al que infringe la norma y al que causa el mal. Y en este caso en detrimento del que se pone delante para evitarlo, es decir, del policía o del guardia civil que intenta mantener el orden y para ello se ha formado, preparado y cumple así un servicio constitucional.

Porque entre estos cambios por ejemplo se apuesta por no obligar a dar aviso de las manifestaciones que se vayan a convocar, cuando se ha demostrado que es importante tener sobre ellas una previsión para garantizar que se celebren sin incidentes. O que no se pueda usar material antidisturbios si el agente necesita protegerse ante el tumulto. O que no paguen multas por vandalismo o daños el que no pueda. O que se pueda grabar a un agente y difundir sus imágenes a pesar del riesgo que conlleva su labor. Es decir, beneficiar a quien causa problemas y perjudicar a quien trabaja siempre por el bien común.

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