APUNTE

La encuesta refleja... muchos nervios

La campaña de las sonrisas contrae el rictus y aprieta los dientes porque nadie puede dar la victoria por segura

Las campañas electorales están repletas de lugares comunes. Un tópico manido es aquel que afirma: «la única encuesta que importa es la del día de las elecciones». Políticamente correcto, y hasta creíble si uno no tiene acceso a la trastienda de los partidos. Entonces conoce ... la suma cantidad de horas, euros y esfuerzos que los candidatos y sus equipos dedican a estas quinielas, aunque sea para decir que no se las creen.

Las encuestas son las fotos fijas del momento, y como tal hay que visualizarlas y analizarlas. Como una imagen congelada que, realmente, refleja una tendencia. Poco más, que no es poco. Y la publicada por LA VOZ y realizada por Dataestudios permite extraer al menos dos conclusiones: una sobre el escenario y otra detrás de las cámaras.

La evidente es que la tremenda igualdad entre los dos bloques: el que representa el Partido Popular y el que suma a Adelante Izquierda Gaditana y PSOE. Un puñado de votos puede desequilibrar la alianza hacia un lado u otro, e incluso dotar de protagonismo absoluto a formaciones minoritarias que con escasa representación serían la llave de Gobierno. Por eso la abstención y el sprint final de la campaña serán decisivos.

De puertas para adentro, se percibe un enorme nerviosismo ante un panorama tan incierto. Las encuestas de cada partido vuelan y el temor a la derrota se ha instalado en cada bando. Nadie, nadie, quiere cometer un mínimo error que podría resultar fatal. Los principales candidatos han apostado por una campaña de perfil bajo al entender que la sociedad reclama tranquilidad y moderación, y una declaración a destiempo, una palabra malentendida puede desencadenar la reacción indeseada.

Por eso los protagonistas aceptan el resultado de la encuesta con un 'sí pero no', un 'vale pero yo manejo otros datos mejores', ese 'mejor así para no transmitir exceso de confianza'. Todos están pendientes a los últimos movimientos pero no para avanzar, pues consideran que ya es difícil convencer, sino para no caer en fuera de juego y otorgarle una ventaja al contrario que puede ser vital. La campaña electoral gaditana, la de las sonrisas, contrae el rictus y aprieta los dientes porque hay muchísimo en juego. Y nadie puede dar la victoria por segura.

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