OPINIÓN

Tal como éramos

Lo que más me llama la atención de la película es el reflejo y descripción de una época en una ciudad como Salamanca donde todos los días son iguales al anterior

Una de las características que hacen único al cine es que, podemos recrear nuestro pasado sintiendo que estamos en las imágenes que nos transportan a esos tiempos remotos en los que vivimos y formamos parte de un paisaje urbano y rural que continúa mostrándose vivo, ... repleto de seres y lugares que podríamos hacer reconocibles.

Desde la invención del cinematógrafo en 1895, el cine ha sido imagen en movimiento, primero sin sonido y después con las voces de los personajes surgidos de la pantalla y casi presentes en el patio de butacas como ocurrió con aquella memorable «La rosa púrpura de El Cairo», de Woody Allen. Pasado el Hollywood del «star system» o dejando de lado géneros como el fantástico o el de terror; el cine nos ha permitido ser parte de las historias que vemos en la pantalla. Ningún otro arte permite ver en movimiento a nuestros coetáneos y sentirnos parte de la vida pasada. Las calles, plazas, los vehículos, los establecimientos son lugares reales por los que se movían nuestros padres y abuelos sesenta años atrás. Lugares, siendo niños, en los que posiblemente estuvimos y que recuperamos en nuestra memoria gracias a las imágenes.

Esta semana, en un ciclo titulado «Tal como éramos» y que organizamos en un local del barrio en que vivo, vimos »Nueve cartas a Berta», una película de 1965, dirigida por Basilio Martín Patino, director posteriormente de otros grandes títulos, en especial los documentales «Canciones para después de una guerra» y «Queridísimos verdugos» y al que por cierto el festival gaditano «Alcances» rindió homenaje en 2006, en reconocimiento a toda su trayectoria.

Lo que más me llama la atención de la película es el reflejo y descripción de una época en una ciudad como Salamanca donde todos los días son iguales al anterior. Es la mirada a la ciudad de un joven desencantado y sin esperanza en salir de la claustrofóbica situación que se vivía en España en aquella época y que se acrecentaba en las pequeñas ciudades de provincia como vimos también en dos obras maestras como fueron «Calle mayor», de Juan Antonio Bardem y «Placido», con el característico humor negro del cine de Berlanga

«Nueve cartas a Berta» refleja la vida en Salamanca de un estudiante en una familia de clase media que ha vuelto de Londres donde se ha enamorado de la hija de un exiliado. Las cartas que le escribe muestran su desaliento y su hartazgo de la sociedad en que vive marcada por la tradición religiosa, las diferencias generacionales, el noviazgo convencional o los paseos, siempre, por los mismos lugares.

De vez en cuando, entre tantas ofertas que llegan a nuestras casas con series y más series podemos echar la vista atrás y sentirnos reconocibles en aquellas películas que nos describen tiempos pasados y de los que formamos parte. El cine no borra la memoria y nos muestra «tal como éramos»

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