Siete días al sol

Los barcos son grandes y acogen a un buen número de pasajeros muy diferentes de aquellos que se embarcaban en 'Los lunes al sol', la película de Fernando León de Aranoa que mostraba a un grupo de trabajadores que había caído en el desempleo, como consecuencia de la reconversión industrial de los años ochenta del siglo pasado.

'Los lunes al sol' fue un buen retrato de la realidad a la que se enfrenta la clase trabajadora no solo en España, sino a nivel internacional. Fernando León de Aranoa tiene una filmografía volcada en el llamado cine social, en que da voz a los trabajadores como ocurre en otros de sus títulos como la más reciente 'El buen patrón' , 'Princesas' con el tema de la prostitución y la inmigración o 'Amador', más centrada en la precariedad laboral de una inmigrante.

Es, seguramente, nuestro representante más próximo al cine social europeo con cineastas del calibre del inglés Ken Loach o el francés Robert Guediguian, por citar dos de los nombres más reconocidos por el gran público.

En España no hay una tradición del llamado cine social, pero si asoman algunos nombres a tener en cuenta como el jerezano Juan Miguel del Castillo quien con tan solo dos películas en su filmografía se ha acercado a cuestiones que afectan a nuestra sociedad como son los desahucios y la violencia contra la mujer.

La primera se tituló 'Techo y comida' y la segunda, más reciente, 'La maniobra de la tortuga'. En ambas muestra su sensibilidad hacia temas que nos inquietan a todos de una u otra forma. Ambas películas fueron protagonizadas por Natalia de Molina, una de nuestras actrices más solicitadas.

Otro actor que todo director quiere tener en sus películas es Eduard Fernández quién protagonizó 'Mediterráneo', sobre el nacimiento de la ong Open Arms. Su director, Marcel Barrera está a punto de estrenar 'El 47', la historia real de los vecinos de una barriada. barcelonesa que, de manera pacífica, forzaron al ayuntamiento a que les facilitase una línea de autobuses, en los ya lejanos años setenta.

En aquellos setenta yo me embarcaba en el 'vaporcito'. Medio siglo después navego en otro barco, mucho más moderno y sofisticado entre Vigo y Cangas. Ahora cambio las gambas por los percebes, pero, en el fondo, es lo mismo. Me lo confirma Suso, un vecino de Panxón, siempre relacionado con la mar, que año tras año acude al Puerto de Santa María durante el mes de septiembre. Disfruta por igual sus paisajes, sus comidas, sus playas y sus gentes.

Ochocientos cuarenta y nueve kilómetros separan por carretera Panxón de Cádiz, pero, cualquiera de los dos lugares es bueno para disfrutar, recordar y soñar. Siempre habrá un «vaporcito», que nos permitirá trasladarnos y no tiene por qué ser, únicamente, 'los lunes al sol'. Hay otros seis días más en la semana.