opinión
Aquí sí hay playa
Como se pasa el tiempo. Entramos ya en la última semana del mes de agosto y recuerdo en que hubo una ocasión en que surgió de las aguas de La Caleta una sensual Halle Berry
Como se pasa el tiempo. Entramos ya en la última semana del mes de agosto y recuerdo La Caleta en que hubo una ocasión en que surgió de sus aguas una sensual Halle Berry, una actriz que había saltado a la fama después de conseguir el Oscar por su tórrido papel en «Monster Ball».
La actriz afroamericana revolucionó Cádiz en «Muere otro día», un James Bond que, en aquella secuencia emulaba al rodado cuarenta años atrás en que una rubia venida de los Alpes, Ursula Andress, salía del agua con un bikini blanco, poco recatado para la época, en que el Agente 007 se enfrentaba al Doctor No.
Halle Berry y Ursula Andress son mitos de la playa en el último verano como también lo fueron «Los Vigilantes dela playa», aquella serie de televisión de los años noventa, en que un grupo de chicos y chicas, de cuerpos esculturales, salvaban a los bañistas de las playas de Miami que, casi a ritmo de los Beach Boys refrescaban las sobremesas durante más de una decena de temporadas. Entre ellos sobresalió una tal Pamela Anderson que hace unos meses renació de su silencio protagonizando «The last show girls», y que ahora se asoma a la pantalla grande, protagonizando junto a Liam Neeson «Agárralo como puedas».
La playa atrae para la fiesta, el juego, la risa y también el amor. Seguramente, ninguna otra película como de 1953,«De aquí la eternidad», dirigida por Fred Zinnemann con un Burt Lancaster enfebrecido de pasión junto a Deborah Kerr en una imagen playera que tenemos guardada en nuestra retina.
La censura española fue más allá de la practicada en Hollywood, ya que se mutilaron secuencias y diversos diálogos , a pesar de que el mismísimo Pentágono ya había exigido revisar el guion hasta en dieciséis ocasiones. Era insólito que en una película norteamericana se expusiera que en el ejército de EEUU también cabían militares indeseables. En la censura franquista interesaba bastante más recortar ese beso profundo y apasionado entre una mujer adúltera y un sargento del ejército. La tijera hacía de las suyas y era habitual ver como un hombre y una mujer comenzaban a besarse y enseguida saltar a un estadio deportivo o una concurrida calle con los protagonistas desaparecidos en el tumulto.
El beso más famoso de la historia del cine fue galardonado con ocho Oscar y en España tuvimos que llegar a 1983 para ver en TVE la versión íntegra de «Aquí a la eternidad».
En aquellos cincuenta ni siquiera se iba a la playa más allá de «Calabuch» y en la década siguiente, si nos acercamos a ver a las turistas que llegaban a nuestras costas.
La década de los sesenta fue la del españolito medio, de poco más de uno sesenta, en las playas de Benidorm y Torremolinos persiguiendo a mujeres esculturales que venían de fuera. Eran los años de Jose Luis López Vázquez o Alfredo Landa, reprimidos sexuales en la pantalla, que buscaban cualquier tipo de ardid para tratar de seducir a las rubias de ojos azules que, cuanto menos, los miraban con curiosidad.
Curiosidad la de esas playas pobladas de personaje para contar historias de amor, también de guerra o de terror o si no recordemos ese «Tiburón» de Steven Spielberg que hace cincuenta años que surcó los mares y tuvo la mala idea de acercarse a la playa . En Cádiz nos conformamos con Halle Berry que surgió de La Caleta.
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