OPINIÓN

'El juego' del gaditano Paco Sepúlveda

Un tour de force de un hombre y una mujer que se ven obligados a compartir el mismo espacio tras decretarse el confinamiento

Eduardo Moyano

Cádiz

Paco Sepúlveda es un realizador gaditano que este último fin de semana estrenó en Madrid, 'El juego', película que ya se presentó en el pasado festival de Málaga. Es su primera película en salas comerciales ya que la anterior, 'Historias', no ha llegado a estrenarse. Con anterioridad ha realizado varios cortometrajes como 'Vive y deja vivir' o 'Inocencia'. Comenzó su carrera como actor y ha tenido pequeños papeles en cine y series de televisión, aunque acabó acercándose a la dirección después de estudiar en la prestigiosa escuela de San Antonio de los Baños, en Cuba.

Sepúlveda es director de 'El juego' además de guionista y productor junto a la actriz malagueña Maggie Civantos , quien protagoniza la cinta. 'El juego' es una cámara y dos personajes. Dos actores mostrando su tristeza, su melancolía, el dolor o la ternura , pero también explorando sentimientos como el amor o el perdón. Están encerrados como millones de personas durante la pandemia, pero ellos son una pareja que acaba de romper tras siete años de relación.

Maggie Civantos ('Vis a vis', 'Antes de la quema') y el actor uruguayo Nicolás Furtado ('El marginal') protagonizan este drama que se sustenta exclusivamente en ellos dos y en esas video llamadas que todos hicimos durante la pandemia para acercarnos a nuestros familiares y amigos.

Un tour de force de un hombre y una mujer que se ven obligados a compartir el mismo espacio tras decretarse el confinamiento. Es una relación tensa porque la ruptura los ha alejado al uno del otro. Para intentar convivir de la mejor manera posible deciden organizar un juego que tiene dos reglas : empezar de cero como si sus años juntos no hubiesen existido y terminar la relación cuando acabe el encierro.

'El juego' muestra esa necesidad de relacionarse ante la sensación de soledad que se produce en una situación como el confinamiento y como los dos protagonistas tratan de establecer un modelo de convivencia porque no saben cuándo terminará el encierro y como reorganizarán sus vidas.

La película está rodada en blanco y negro porque, según su director, era una manera de separar la historia del mundo exterior y centrarse en los dos personajes para así mostrar sus sentimientos.

No es la primera película que escarba en la relación que se establece entre dos personas en un espacio cerrado, si bien la mayor motivación es el sexo como ocurrió en 'Una relación privada', del francés Frederic Fonteyne; 'En la cama', del chileno Matías BIze , 'Una habitación en Roma', de Julio Medem o 'Madrid, 1987', de David Trueba. Me aproximaría más a algunas películas de Bergman como 'Persona' o Roman Polanski en el caso de 'La Venus de las pieles', donde los diálogos cobran más peso que la relación física entre los actores.

Dos personajes, dos buenos actores pueden mantener el suspense y el interés de los espectadores y Maggie Civantos y Nicolás Furtado lo consiguen en ese espacio cerrado.

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