Opinión
La historia de Souleymane: Las desventuras de un «Ryder»
En este último mes, son varias las películas que abordan de una forma u otra la emigración actual o pasada
«Vida en pausa», que trata la presión psicológica que sufren las personas pendientes de asilo y las enfermedades que pueden afectar a los niños que somatizan la tensión que soportan sus padres; «Muy lejos» que nos retrotrae a 2008 y la crisis económica vivida en Europa y las dificultades de un joven español en los Países Bajos por conseguir algún trabajo digno y, este próximo fin de semana «La historia de Souleymane», película galardonada con el premio Cesar de este año, el equivalente a los Goya, en Francia.
Esta película visibiliza a los jóvenes que surcan nuestras ciudades montados en una bicicleta para repartir comida y diferentes objetos en domicilios particulares o empresas.
Es una imagen, sobre todo en las grandes ciudades, que tenemos ya asumida desde hace muchos años, con esos chicos que haga frio o calor, pedalean por todos los rincones, esquivando a los coches y haciendo que estos también se vean obligados a sortear a muchos ciclistas que aprietan por llegar rápido al lugar donde tienen que depositar su encargo y así regresar velozmente al punto de origen para hacerse con otro pedido.
Es una `película que te tiene en tensión permanentemente, con ese joven que vuela por las calles de París tratando de llevar los encargos y buscando la manera de llegar a tiempo al autobús que le traslada al centro social donde convive con otros compañeros. Procede de Guinea Conakry y está pendiente de presentar la solicitud de asilo.
En este contexto de políticas migratorias cada vez más restrictivas , no solo en los Estados Unidos de Trump, sino en países como Francia, la película recupera una identidad, el hecho de que podamos conocer la realidad no del inmigrante, sino de la persona que ha tomado la decisión, por un motivo u otro, de dejar atrás su país. Hay una persona detrás de cada «sin papeles».
El protagonista de la película, Abou Sangare, ganó el Cesar de actor revelación y antes de protagonizar la película estuvo a punto de ser deportado. La cinta cuenta su propia verdad, su propia historia en un ejercicio de realismo que llega con fuerza al espectador.
«La historia de Souleymane» está interpretada por un grupo de acores no profesionales con una vida similar a los personajes que van desfilando por la pantalla. La acción se centra en dos días, en un Paris lluvioso y hostil lejos de la imagen amable y turística. Son los días que Souleymane tiene para presentar su solicitud de asilo y superar la entrevista a la que debe someterse para que los servicios sociales evalúen su situación. Durante esas cuarenta y ocho horas seguimos sus pasos por la ciudad y vemos la actitud que adoptan algunas personas que tratan al repartidor de la peor manera posible. Es una mirada a nuestra sociedad y una manera, ya he dicho, de visibilizar a quienes subidos en una bicicleta traen nuestros pedidos. Ellos tienen sus propias historias y no son invisibles.