El cine sigue alimentándose de la literatura

La comunión entre cine y literatura no siempre ha sido satisfactoria. Más bien han existido diferencias y polémicas de muchos escritores a los que no les ha gustado la versión cinematográfica de sus obras literarias. Aquí en España, recuerdo, sin ir más lejos el enfado, del recientemente fallecido Antonio Gala, con la adaptación que se hizo de «La pasión turca» o Javier Marías que tuvo una polémica con el productor Elías Querejeta y su hija Gracia por la adaptación de su relato «El viaje de Robert Rylands».

Si hay un género que se ha retroalimentado satisfactoriamente ese es el «negro» que cimentó la fama de las películas de los años treinta, cuarenta y cincuenta con títulos de enorme calidad que reforzaban a autores como Hammet, Chandler o M.Cain. Después ha habido enormes fiascos, aunque como denominador común es difícil afirmar que una gran novela ha tenido una adaptación de mayor calidad cuando se ha llevado al cine. Seguramente, la trilogía de «El Padrino» sea una de las grandes excepciones sin menospreciar, claro, la novela de Mario Puzo.

Una autora ya un tanto olvidada por las nuevas generaciones como Agatha Christie ha visto renacer su popularidad de la mano del irlandés Kenneth Branagh, el director de «Belfast» y otras estupendas películas que, desde 2017, ha adaptado tres novelas de la «dama del suspense»: «Asesinato en el Oriente Express», »Muerte en el Nilo» y «Misterio en Venecia» que ha llegado a los cines este último fin de semana. Recurriendo a Wikipedia leo que han sido más de 200 las adaptaciones que se han hecho en cine o televisión de la obra de la escritora inglesa, Una barbaridad de títulos ,algunos con varias versiones, de los que apenas recordamos nada salvo películas como «Diez Negritos» (1945), de Rene Clair o «Testigo de cargo»(1955), de Billy Wilder.

Branagh ha dirigido e interpretado, como el detective Hercules Poirot, uno de los protagonistas de las novelas de Agatha Christie junto a Miss Marple, estas tres películas a las que aludía, en que no falta el misterio de la trama, el carisma de los personajes, el humor y la ironía, aunque las películas acaben siendo poco trascendentes. En «Misterio en Venecia» el suspense se alía con algunos momentos de terror haciendo un guiño al público adolescente tan aficionado a un cine de sobresaltos y sonidos inquietantes.

«Misterio en Venecia», como buena parte de las novelas de Christie, se desarrolla en un espacio cerrado, en que los personajes van desvelando sus secretos gracias a la perspicacia del detective Hercules Poirot. Tanto el cine como la narrativa de Christie invita a espectadores o lectores a que investiguen junto a sus protagonistas quién es el asesino. Son historias participativas y Branagh lo consigue y ,sobre todo, ha vuelto a dar vida a una autora que tuvo millones de lectores en todo el mundo. Son películas que no se basan en obras maestras, pero si en buena literatura de suspense y el resultado no desmerece. Aquí el cine y la literatura son uno y si no tenemos grandes expectativas, invitan a pasar el rato.