opinión

A la luz de las velas

«Nos da pánico revisar el recibo de la luz y tememos encender el horno para cocinar una dorada»

Antonio Fernández Repeto

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Hace pocos días hemos cambiado el horario de verano por el de invierno. La noche del pasado sábado tuvimos que alterar nuestro ritmo circadiano y después de atrasar sesenta minutos nuestros relojes disfrutamos de la noche más larga del año. Aunque parezca una perogrullada, todavía ... estamos pagando las consecuencias. Por las noches empezamos a tener sueño una hora antes de lo habitual y por las mañanas nos despertamos, sin querer también más temprano. Poco a poco iremos habituándonos al cambio y nuestro reloj interno, influido sin duda por la luz, se amoldara al nuevo ritmo. Yo, que quieren que les diga, soy más del horario de verano. Prefiero mil veces levantarme sin luz y tener un final de día más luminoso que levantarme con el sol fuera pero encender las luces a las cinco de la tarde. Este horario de invierno me entristece.

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