Opinión

El legado

En todo el mundo, y digo bien, en todo el mundo se cuida, se protege y se potencia el folklore; aquí, desgraciadamente, cada vez menos

Antonio Fernández Repeto

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Hace unos pocos días tuve la suerte de asistir en el rescatado espacio cultural de La Chanca de Conil a un espectáculo que me llenó de satisfacción. Se trataba de recuperar y homenajear, en cierta medida, el legado que a lo largo de toda su vida ha dejado en nuestra ciudad la simpar Paquita Briceño.

Su grupo, La Asociación de Danzas Folklóricas de Cádiz, que lleva su nombre, gracias a la constancia y el amor al folklore que profesan muchos de sus integrantes, se han empeñado en que esta manifestación no se pierda ni se olvide.

Ante la amenaza de la dispersión del patrimonio y que el grupo cayera en el ostracismo, varias de sus antiguas componentes tuvieron la feliz idea de recuperarlo, cuidarlo y protegerlo. La colaboración de la familia Sobrino, cediendo un espacio para recogerlo ha sido fundamental y gracias a ellos se mantiene en perfecto orden de revista. Durante más de un año, paciente y sacrificadamente, han venido ensayando y recordando las coreografías de Paca en los locales del Centro Municipal de Artes Escénicas de la calle Arbolí. Como fruto de este trabajo han conseguido montar el espectáculo que nos ofrecieron en Conil.

El proyecto ha ido cogiendo forma y han incorporado también a una nueva generación de componentes con lo que han rejuvenecido y asegurado el futuro de esta formación. Ni que decir tiene que gracias a la variedad y riqueza del folklore de nuestra Andalucía el programa fue de lo más atractivo: danzas goyescas del Siglo XVIII como el Bolero de la Cachucha, el baile del Candil o las Sevillanas Boleras, otros tradicionales andaluces como la Reja de Granada, los Verdiales de Málaga, el fandango de Tarifa o Chacarrá (recuperado y coreografiado por la propia Paquita Briceño) los tanguillos de Cádiz y terminando como no con el flamenco representado los Fandangos de Huelva y nuestra Alegrías de Cádiz.

Gracias a este grupo y otros como el Adolfo de Castro y Andalucía Dos, nuestro rico folklore sigue manteniéndose vivo. Es una pena que nuestras instituciones culturales no les presten la más mínima atención ni ayuda. La identidad de los pueblos se manifiesta y engrandece con la conservación de su legado cultural y se quiera o no, el folklore y las tradiciones populares son sus pilares fundamentales.

En todo el mundo, y digo bien, en todo el mundo se cuida, se protege y se potencia el folklore, aquí desgraciadamente cada vez menos. Como muestra de ello durante veintinueve años consecutivos fueron pasando, primero por el teatro de verano de José María Pemán y luego por el Gran Teatro Falla, formaciones de los cinco continentes. Aún hoy, aunque en Cádiz desgraciadamente ya sea historia, en muchas ciudades de nuestro país y de todo el mundo se siguen celebrando Festivales Internacionales de Folklore. Eso sin duda ayuda a su mantenimiento y difusión. Aquí ni se considera.

El espectáculo que pude contemplar el otro día en La Chanca fue de lo más digno. Desde aquí animo a los componentes de la Asociación de Danzas Ciudad de Cádiz a no cejar en su empeño y a seguir potenciando el grupo. El homenaje a Paquita fue el mejor que podíais hacerle, mantener su legado, esa si que es una gran despedida.

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