Universidad y mujer

El 8 de marzo de 1910 la mujer española fue libre para matricularse en la Universidad. Una Real Orden autorizaba por igual la matrícula de alumnos y alumnas, poco después de que Emilia Pardo Bazán fuese nombrada Consejera de Instrucción Pública. Han pasado 113 años y más de la mitad del alumnado universitario es femenino. Atrás queda la Ley Orgánica 3/2007 para la Igualdad efectiva entre hombres y mujeres, pero aún la mujer sigue a la búsqueda de su espacio en la Universidad española. La inclusión del género en los Planes de Estudios y la creación de postgrados específicos son asuntos prioritarios si se quiere revertir la situación. Los datos son abrumadores. El porcentaje de catedráticas es muy inferior al de catedráticos. Los puestos de gestión, decisión y negociación política en el ámbito universitario, como en el empresarial y político están mayoritariamente ocupados por hombres. La promoción y la carrera investigadora de las mujeres es discontinua y está llena de obstáculos para poder conseguir una consolidación laboral mínimamente estable. En el medio universitario, como en el laboral y cualquier otro de la vida, está determinado por las connotaciones de género.

En estos días se celebran comicios en nuestra Universidad para la elección de un nuevo Rector/a Magnifico/a. Por primera vez una mujer opta al cargo, María Mosquera. Su paso al frente, con valentía y decisión, puede servir para dar ese impulso de excelencia que precisa nuestra Universidad. Avalada por una trayectoria académica y profesional de alto prestigio, quiere asumir el reto de liderar la institución más 'Magnífica' de nuestra provincia. Entre sus objetivos irrenunciables el de la participación de todos los estamentos universitarios, el de hacer valer las nuevas oportunidades y retos a los que se enfrenta la institución académica, el lograr la referencia social de prestigio que la Universidad debe ser, y el reconocimiento sin fisuras de la diversidad.

Una Universidad más conectada con la sociedad y que debe cumplir su función social para conseguir un progreso sostenible y afianzado en su territorio. Una Universidad que vele por su rico patrimonio cultural y que ponga en el centro de todo a sus gentes y su historia. Una Universidad que no renuncie a su identidad, llevándola a conseguir los mayores logros y convirtiéndola en el motor económico, social y cultural de la provincia. Una Universidad unida y cohesionada ante los cambios en el sistema universitario y conocedora de los múltiples desafíos que se avecinan, aprovechando el gran potencial de proyección nacional e internacional que tiene.