Opinión

Por los pelos

Leemos en prensa que en esta extraña vorágine otoñal de Mundial de Catar el primer convocado por el entrenador Luis Enrique para la Roja ha sido el peluquero de la selección

Antonio Ares

Esta funcionalidad es sólo para registrados

El trayecto apenas superaba unos centenares de metros, pero seguía siendo la columna vertebral de mi barrio. Hubo un tiempo en el que todo un nutrido y variado comercio local jaloneaba sus estrechas aceras. El tempranero bullicio de sus esquinas presumía de ese eco solidario de vivir con lo justo. Las rutinas eran tan conocidas que cuando alguien faltaba a su cita de lugar y hora previstas se encendían las alarmas, y la brigada de estrecha ayuda se ponía en marcha. Desde El Periquito hasta La Primavera pasando por La Uvita o El 606, se podría hacer un estudio sociológico y de la mejor economía doméstica de esta ciudad que de mucho querer nunca pudo. Bares de tradición y largas barras de apalancados copazos y de valdepeñas. Horno de pan, que desde madrugada inundaba el barrio con aromas de masa madre y levadura panadera. La Librería de Pedro, la Confitería donde todos sus pasteles eran del más puro oro reluciente y en la que los papelones de mijitas plateadas hacían las delicias de la infancia viñera. El estanco de Ernesto, Casa Pepe, lo mejores huevos a la flamenca de la Villa y Corte, la frutería, un despacho de vino a granel especialista en rebujado, la recova y la carnicería, incluso una carbonería donde se vendía cisco y picón para las copas y braseros, y una tradicional barbería. No podían faltar una farmacia y la tienda de ultramarinos que no cerraba nunca.

Por aquel entonces, los cuidados personales en torno al cabello estaban diferenciados por sexo y género. Por un lado las barberías para hombres y niños, en las que se manejaban con destreza maquinillas manuales de cogotes y navajas de afeitar afiladas en cuero. Y por otro las peluquerías de señoras, donde se leían con devoción revistas del corazón, se usaban rulos y un aroma a tintes y lacas inundaba la estancia. En ese trayecto de señorío viñero se han instalado varias peluquerías unisex, barber shop y hair-cuts. Ya no vale acudir, pedir la vez y esperar tu turno para un acicalamiento, hay que ir con cita previa. A veces nos encontramos con una demora que traspasa los límites de una consulta de atención primaria. El cuidado de la imagen se ha convertido en el leitmotiv de la existencia de esta sociedad que sólo aspira y cree en lo que ve. En esto de la nueva peluquería tiene mucho que ver el mundo del futbol.

Leemos en prensa que en esta extraña vorágine otoñal de Mundial de Catar el primer convocado por el entrenador Luis Enrique para la Roja ha sido el peluquero de la selección. Después de cinco mundiales y seis europeos a Ramiro Fernández (San Miguel de Nembra, Asturias) lo ha sustituido Vicenç Morató. Algunos artistas de las tijeras han hecho más de 7000 Km, a gastos pagados y buenos sueldos, para dar un corte adecuado a figuras del balón. Un simple corte se convierte en una norma estética que crea tendencias y gustos en gentes de a píe. Líneas, tupés, rasurados, colores, degradados con barba, rapado lateral, crestas, jopos, coletas, rapados al cero, todo un catálogo de diseños. Por los pelos no hemos pasados a cuartos de final. Ah! Y por un pésimo partido y una tanda de penaltis para olvidar.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación