Opinión

La desesperación de Caronte

La maldición quiso que él fuera el último testigo de las almas mortales, de esas que siempre están huyendo del final anunciado

Antonio Ares

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La maldición quiso que él fuera el último testigo de las almas mortales, de esas que siempre están huyendo del final anunciado. Nadie podía albergar esperanzas en aquella lóbrega y siniestra orilla. La bruma mortecina del amanecer hacía huir a todo ser viviente con ansias ... de permanencia en este valle de lágrimas. Nadie osaba a acercarse por miedo a sucumbir en el lodo de esa ribera de muerte. El control del paso fluvial era tan estricto que aún quedaba por averiguar que alguien hubiese vuelto indemne de tanto dolor último.

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