Opinión

La sucesión del Kichi

Conociendo como suele actuar los partidos de izquierda y de extrema izquierda, me da que la última palabra no está dicha

Adolfo Vigo

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Al final, aunque aún queda mucho, el alcalde resolvió la duda y cumplió con su palabra y ha hecho pública su decisión de no volverse a presentar a las próximas elecciones. La verdad que, por un lado me parece un acto de valentía y de coherencia política, él dijo que solo iba a estar dos mandatos y así será, pero, por otro lado, no sé si esa decisión corresponde al hecho de que está viendo que cada vez tiene menos apoyos entre el pueblo de Cádiz. Me da que las encuestas que están manejando en su partido no tienen que ser muy favorables a la hora de revalidar lo que actualmente tienen o, incluso, llegar a conseguir ese concejal de más que le falta para llegar a obtener la mayoría absoluta.

Cuando todo el mundo pensaba que se abriría un debate interno, que las bases serian consultadas, que se harían círculos, cuadrados y hasta triángulos ciudadanos para decidir entre los dos candidatos que se barajaban, es decir, entre Lola Cazalilla, Concejala de Fiestas y Cultura, y David de la Cruz, periodista y jefe de discursos del Kichi, saltó la sorpresa y la designación fue directamente a «dedo», y el ganador fue este último.

A este nuevo candidato por la extrema izquierda, le queda una difícil papeleta, encargarse de dar la cara frente a un electorado desencantado con la propuesta de renovación que hiciera el alcalde y los suyos hace ocho años. En la actualidad de ese discurso político de venir del pueblo para el pueblo, de asaltar las instituciones democráticas que, según ellos, estaban obsoletas, o de las fotos en compañía de Pablo Iglesias y compañía, no queda más que un vago recuerdo en las hemerotecas. Las paredes de cristal, que propusieron en su día, cada vez están más sucias y más opacas. Eléctrica de Cádiz, EMASA y los aparcamientos, las decisiones del ayuntamiento y actitudes poco democráticas han ido empañando dichas paredes, llegando al punto que, hoy en día, hay muchísimas decisiones tomadas por el equipo de gobierno que han sido tomadas sin explicación alguna, ya no solo al resto de formaciones que forman parte del arco político del Pleno, sino a los propios ciudadanos. Lejos, muy lejos, quedan esos días en los que se plantaban en una plaza de Cádiz para celebrar sus famosos círculos ciudadanos y exponer lo que iban a hacer. Claro está que esos días eran los de prometer y meter, la papeleta en la urna no sean mal pensados, y una vez metida pues eso, nada de lo prometido.

Conociendo como suele actuar los partidos de izquierda y de extrema izquierda, me da que la última palabra no está dicha. No sería de extrañar que dentro del partido se cree un cisma, una pelea entre los que apoyan al que ha salido y los que creen que la otra candidata era la más indicada para renovar la alcaldía, porque seguro que si no ha habido un debate anterior, habrá uno posterior, y este es más peligroso, porque la decisión ya está tomada y es más difícil aplacar los ánimos y contentar los egos.

La realidad es que a David de la Cruz se le abre un doble panorama peligroso. Por un lado, hacer olvidar la nefasta gestión ciudadana del Kichi y los suyos y, por otro lado, cubrirse las espaldas frente a las fraternales puñaladas que seguro que le vendrán dadas por aquellos que apoyaban a la otra candidata.

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