Opinión

Una Magna para hacer pensar

Una vez mas, los cofrades estuvimos al servicio de la Iglesia, le montamos una Magna, le servimos lo que quería, un espectáculo inigualable y, porque no decirlo, unos pingües ingresos en concepto de entradas en la S. I. Catedral

Adolfo Vigo

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Y al final se celebró la Magna. Esa misma que había creado poca expectación en la ciudad y que no contaba con todos los ingredientes para que fuera un éxito, pero que sí lo fue. Una Magna que salió de la manga de la sotana de alguien, de un deseo que no se entendía cómo era el de conmemorar la colocación de la primera piedra de la Santa Iglesia Catedral. Una Magna que no puede decirse que haya sido un ejemplo en organización y en la que alguno se encargó de poner alguna piedra en el camino por estarse hablando más de ella que de lo que en ese momento era lo «importante». Una Magna que si bien no tenia sentido a la hora de designar los pasos que salían, al final ha enseñado buena parte del patrimonio más actual e importante de nuestra ciudad.

Como nota fundamental, habría que señalar la buena acogida de la gente que vino desde otras localidades para ver nuestro patrimonio religioso. Un rico patrimonio, con Imágenes de gran calidad y enseres igualmente elogiables, pero que en algunos casos no enseñaban lo que se puede ver en Semana Santa en nuestras calles, al ir los Titulares acompañados por otras imágenes secundarias –algunas composiciones para mi gusto muy acertadas y otras no– o con distintos estilos de flores o música a los que sacan en la semana grande.

El gran miedo de muchos, a la vista de lo ocurrido en la ultima Semana Santa, como era el tema de los cargadores, se solventó sin ningún tipo de problemas. Aunque esto no debe de llevarnos a una falsa euforia o a pensar que ya está resuelto el problema. Muchas de las cuadrillas que salieron se vieron reforzadas por miembros de otras cuadrillas, e incluso, por personas que llegaron de otras localidades y que aprovecharon la oportunidad para aprender de nuestro estilo.

Una vez mas, los cofrades estuvimos al servicio de la Iglesia, le montamos una Magna, le servimos lo que quería, un espectáculo inigualable y, porque no decirlo, unos pingües ingresos en concepto de entradas en la S. I. Catedral, de los que no veremos ni un euro a pesar de ser los que exponemos nuestro patrimonio y le damos sentido a la celebración. Muchas veces pienso que con sacar el paso a la calle desde la curia piensan que ya tenemos suficiente, como si fuera la zanahoria que nos ponen delante del hocico para tirar de nosotros a la calle, sin pensar o sin querer entender que las Hermandades somos un colectivo, una institución más de la Iglesia y que en muchísimas ocasiones nos encontramos huérfanos de pastores que sean responsables de nosotros.

La ciudad una vez más se vio beneficiada por un acto cofrade. Desde por la mañana las calles de las ciudad estaban atestadas de personas, de aquí y de fuera, que no pararon de visitar nuestros comercios y negocios. Muchísimos de ellos, a la hora de comer, se dejaron sus buenos euros en nuestros bares y restaurantes.

El resultado no puede ser más que beneficioso para una ciudad a la que muchos le gusta catalogarla de no ser cofrade y, que a pesar de criticar tanto el turismo, tiene que tener las puertas siempre abiertas al mismo ya que es una fuente de ingresos como no hay otra, máxime en una ciudad como la nuestra que no puede vivir de otras actividades industriales. Esperemos que aprendamos de esto a sacarle partido también a nuestro patrimonio religiosos y cofrade.

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