Una voladura incontrolada

La paradoja de esta moción de censura es que perjudica a muchos de los que la provocaron

Edurne Uriarte

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Me encuentro entre quienes erraron en el pronóstico de la posición final del PNV en la moción de censura. De la misma manera que me equivoqué cuando pensé que Puigdemont y su Gobierno retirarían en el último momento su desafío al Estado de Derecho. En uno y otro caso, minusvaloré las pulsiones autodestructivas de las sociedades y de los dirigentes políticos, seres humanos corrientes al fin y al cabo que actúan movidos por las mismas pasiones e imprudencias que el resto de sus congéneres. Y el PNV, cuyo sector moderado apostaba por la abstención, no pudo contener el impulso primario del sector soberanista que quería jugar al debilitamiento de su «enemigo», España. Y echar a Rajoy suponía erosionar a España, dividir a los constitucionalistas y provocar un Gobierno débil en Madrid.

Lo paradójico de lo ocurrido es que ni siquiera al PNV le favorece lo que ha logrado. De la misma manera que les ha pasado a muchos de los protagonistas de esta moción de censura. Quisieron desgastar a Mariano Rajoy y al PP, pero se les fue la mano y han provocado una voladura incontrolada que no les conviene. Tampoco al PNV, un partido que vivía en su cómodo dominio político y social del País Vasco mientras la economía se recuperaba en España y mientras tenía como socio privilegiado a Mariano Rajoy en Madrid. Y que ahora se enfrenta a la incertidumbre de unos presupuestos generales que deberán negociarse de nuevo, con la posible supresión de los millones para el País Vasco, a un futuro político y quizá económico incierto en el conjunto de España y a la pérdida por mucho tiempo de un interlocutor serio en Madrid. Lo que no parece que vaya a ser «bueno para Euskadi», que es lo que dijo Itxaso Atutxa, la presidenta del Bizkai Buru Batzar y esposa de Aitor Esteban, sobre el voto del PNV días antes de la moción. Pero a ella y al resto de su partido, no sé si a Aitor Esteban, les pudo la pulsión antiespañola.

Aún más perjudicado por la voladura, bastante más perjudicado, es Ciudadanos, que empujó hacia esta moción tanto o más que quienes la apoyaron. Querían desgastar a Rajoy, pero en ningún caso echarlo de esta manera, pero también se le fue la mano, porque, lo mismo que otros que erramos sobre el voto del PNV, no imaginaron el escenario de una moción de censura ganada por Pedro Sánchez, cuando se apuntaron a la corriente de defenestración de Mariano Rajoy. Y el resultado es un PP en la oposición a quien le han dado la oportunidad de recuperarse y volver a liderar a la derecha sin las ataduras y presiones impuestas por el Gobierno, y quizá con un margen de dos años, que es lo que intentará aguantar Pedro Sánchez.

Ni siquiera muchos de los socialistas opuestos a Sánchez en el PSOE calcularon que podía ganar esa moción. Son los otros perjudicados de la voladura incontrolada, los que pararon la alianza de Sánchez con los independentistas en 2015 y 2016 y ahora ni siquiera la han visto venir, y que se enfrentan a lo que podría ser un nuevo desastre electoral en las Autonómicas y en las Generales, tras este pacto con Podemos y los independentistas.

Hay unos beneficiados con esta moción de censura, los independentistas catalanes acosados por los tribunales. La división constitucionalista y un Gobierno dependiente de sus votos les darán un margen de maniobra inesperado para presionar sobre el Estado de Derecho y continuar con su apuesta soberanista. Con una duda también para ellos, ese patriotismo español que ya despertó y cuya reacción ante este Gobierno surgido del apoyo independentista es la gran incógnita para los próximos meses.

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