Editorial ABC

Pensiones: debate inaplazable

Es hora de que los partidos se pongan a negociar en serio un amplio y profundo plan para afrontar un complejo reto para el Estado

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Tanto el Gobierno como los partidos de la oposición están obligados a alcanzar un gran pacto de Estado para superar las dificultades que atraviesa la Seguridad Social y garantizar la calidad de vida de los futuros pensionistas a medio y largo plazo, ya que, en caso contrario, los jubilados irán perdiendo poder adquisitivo de forma constante y progresiva en los siguientes años, tal y como advierten numerosos organismos y expertos. El último en alertar ha sido la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), tras anunciar ayer que las maltrechas cuentas del sistema impedirán que las pensiones suban más de un 0,25 por ciento al año, el mínimo que prevé la ley, hasta al menos 2022. La inflación, sin embargo, será superior, de modo que registrarán una pérdida de poder adquisitivo del 7 por ciento en el próximo lustro, según las previsiones que maneja dicho organismo.

Y ello sin contar que de no aplicarse el citado tope legal, las prestaciones, lejos de subir, tendrían que bajar en términos nominales debido al déficit que sufre el sistema, según el nuevo índice de revalorización que está en vigor.

El problema de fondo es que, a pesar de que la recuperación económica se está traduciendo en más ingresos por cotizaciones, este incremento resulta insuficiente para compensar el desequilibrio que acumuló la Seguridad Social durante la crisis. Además, la baja tasa de natalidad y el envejecimiento demográfico arrojarán una imagen de la población española similar a la de una pirámide invertida en las próximas décadas, con lo que el número de jubilados y de cotizantes tenderá a converger, rebajando así la cuantía de las futuras pensiones. Los jubilados, que hoy perciben de media casi el 80 por ciento de su último salario, podrían llegar a cobrar cerca del 50 a mediados de siglo, según estima la UE. Se trata de un serio problema estructural en el que no hay margen para absurdas ocurrencias políticas e irreales promesas teñidas de demagogia e insensatez, como es el caso de la ruinosa propuesta de Podemos, consistente en derogar las últimas reformas y en disparar los impuestos.

Es hora de que los partidos se pongan a negociar en serio un amplio y profundo plan para afrontar el reto de las pensiones, dejando a un lado intereses electorales. Hay que seguir impulsando la creación de empleo y la productividad para que crezcan los ingresos de la Seguridad Social, al tiempo que ciertas deducciones y gastos pasan a financiarse vía presupuestos. También urge incentivar la natalidad y la prolongación de la vida laboral para garantizar la sostenibilidad del actual modelo, así como apostar por mecanismos de ahorro para complementar las pensiones públicas, entre otras medidas. Este debate es ya inaplazable.

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