Nuevos liderazgos en el PP

Si los congresos regionales deben colocar al Partido Popular en la rampa de salida de las elecciones autonómicas de 2019, o de unas hipotéticas generales, queda mucho trabajo

ABC .
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LOS congresos regionales del Partido Popular están siendo una prolongación del nacional, en el que Mariano Rajoy fue reelegido presidente. En Madrid, Andalucía, País Vasco y Murcia, este fin de semana se habrán confirmado las apuestas de Génova con candidatos avalados democráticamente por los militantes que reflejan las maneras y contenidos de que desde su dirección se quieren aplicar a la imagen del PP en toda España. Quedan para las próximas semanas otros congresos, alguno nada pacífico, como el de las Islas Baleares con el duelo sin cuartel entre José Ramón Bauzá, expresidente autonómico, y Biel Company, exconsejero de Agricultura de Bauzá. Entre uno y otro se resume buena parte de los cambios que está experimentando –o sufriendo– el PP.

Aunque la norma general de estos congresos, incluido el nacional, ha sido eludir cualquier debate incómodo, es evidente que el resultado de esta opción no es neutral. Sí se produce un cambio ideológico encubierto, o no tanto, en el PP, basado precisamente en no debatir esos aspectos incómodos, como el aborto, la maternidad subrogada y, en general, todas aquellas cuestiones relacionadas con el modelo social de valores liberales y conservadores sobre el que se fundó el PP en 1990. Negar esta realidad –que ha consolidado el intervencionismo socialista en la sociedad española– es desconocer el rumbo del PP, ya iniciado desde los primeros compases de la legislatura de 2011. Esta reconfiguración ideológica de los populares no fue ajena a la pérdida de tres millones de votos en 2015.

Por otro lado, en términos estratégicos el PP sigue siendo la única formación que ofrece estabilidad política a los españoles frente a sus adversarios, que oscilan entre la desorientación, la improvisación y la ruptura interna. En todo caso, si los congresos regionales deben aspirar a colocar al PP en la rampa de salida de las elecciones autonómicas de 2019, o de unas hipotéticas elecciones generales anticipadas, es mucho el trabajo que tienen las nuevas direcciones territoriales. En 2011, las elecciones autonómicas y municipales dieron al PP un poder aplastante, sin precedentes, que en 2015 se vio reducido de forma drástica, bien porque lo perdió, bien porque tuvo que sostenerlo con pactos inestables con Ciudadanos, como en el Gobierno de Murcia. La fuerza del PP siempre fue su arraigo local, su presencia en los pliegues de la sociedad civil, gracias a una militancia que, en fidelidad y número, no tenía competencia en otros partidos. Los nuevos liderazgos tendrán la responsabilidad de mantener unida a la militancia, recuperar los votos perdidos y sostener un discurso coherente que no siembre confusión sobre lo que deber ser y representar un partido de centro derecha en España.

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