EDITORIAL ABC

La Madrugada pudo acabar en tragedia

El resultado de tales altercados pudo ser peor de no ser por la Policía y la colaboración ciudadana

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Los graves actos vandálicos que protagonizó un grupo de desalmados durante el transcurso de la emblemática Madrugada sevillana el pasado viernes acabaron empañando una de las noches más mágicas y emotivas de la Semana Santa, pero tanto la eficacia de las fuerzas del orden como el temple que demostró la gente en las calles evitaron que estos desórdenes puntuales acabaran desencadenando una tragedia mayor. Los ocho detenidos, tres de los cuales ya están en prisión y entre los que figuran algunos delincuentes con antecedentes, están acusados de un delito de desorden público tras provocar varias avalanchas y situaciones de pánico mediante ruidos con barras metálicas y amenazas al grito de «Alá es grande» o «Gora ETA» al paso de las procesiones.

Las carreras causaron decenas de heridos, uno de ellos de gravedad, y, sobre todo, un alto grado de desconcierto entre la multitud, aunque el resultado de tales altercados pudo ser peor de no ser por la Policía y la colaboración ciudadana.

La actuación del dispositivo especial de Semana Santa desplegado en la capital hispalense fue ejemplar. Las fuerzas del orden se coordinaron de forma efectiva para detener de inmediato a los causantes de los disturbios, y lo mismo cabe decir del equipo sanitario, cuya diligencia para atender a los heridos fue sobresaliente. Asimismo, la serenidad y entereza que mostraron los miles de asistentes no solo minimizaron los daños de este deleznable ataque a la Semana Santa, sino que lograron que los pasos concluyeran con éxito. Ahora solo cabe esperar que todo el peso de la ley recaiga sobre los culpables, especialmente si hubo una coordinación previa para desatar el pánico en las calles, con el fin de que estos lamentables sucesos no vuelvan a ocurrir en el futuro.

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