Tribuna abierta

Berlanga y Brigitte Bardot

«Al cumplirse el centenario del nacimiento de Berlanga quiero recordar una anécdota poco conocida e incluso relatada de forma un tanto distorsionada»

Juan Díez Nicolás

Al cumplirse el centenario del nacimiento de Berlanga quiero recordar una anécdota poco conocida e incluso relatada de forma un tanto distorsionada. Me refiero al rodaje de la película Novio a la Vista, protagonizada por Jorge Vico y Josette Arno, que tuvo lugar en el Hotel Voramar de Benicasim en agosto de 1953 y en El Goloso (Madrid) en el otoño de ese mismo año.

Por aquellos años Luis García Berlanga tenía su novia, María Jesús, que vivía en la calle Lope de Rueda, en Madrid. No todo el mundo tenía teléfono en su casa, aquellos teléfonos negros, de baquelita, colgados de la pared, y ese era precisamente el caso de María Jesús, de manera que, como era habitual entonces, algún vecino era quien disponía de teléfono que permitía usar a otros vecinos. Como era lógico, Luis estaba muy agradecido al vecino que facilitaba el uso de su teléfono a su María Jesús. Además, estaba preparando a principios de ese año, 1953, el rodaje de Novio a la Vista, y como parte del guion necesitaba una pandilla de chavales que tuvieran alrededor de 14 años. Y, precisamente, el amable vecino que permitía el uso del teléfono a María Jesús tenía un hijo de esa edad, Fernando, que estudiaba bachillerato en el Instituto Ramiro de Maeztu. Le preguntó entonces si él, o algún compañero suyo de clase, estaría interesado en formar parte de esa pandilla y por tanto actuar en la película, con el acicate de, además de ser actor de cine, pasar el verano en Benicasim durante todo el mes de agosto. Fernando dijo que no le interesaba, porque prefería su vacación en La Granja, pero preguntó a algunos de sus compañeros de clase. Uno de ellos dijo que le apetecía la experiencia, y por tanto se sometió al “casting” del productor, Benito Perojo, y formó parte de la pandilla de jóvenes que acompañaban a los protagonistas, Jorge y Josette.

El verano en Benicasim fue como se esperaba, “de película”, y el rodaje se llevó a cabo principalmente en el Hotel Voramar, siendo la atracción veraniega de quienes se hospedaban en dicho hotel, y por supuesto de todo Benicasim. Para aquellos chavales, ver de cerca, hablar y relacionarse con algunos de los más famosos actores y actrices del cine español, famosos entonces pero mucho más famosos después, como José Mª Rodero, José Luis López Vázquez, las hermanas Julia e Irene Caba Alba, Antonio Riquelme, Alicia Altabella, Antonio y Jorge Vico, Juana Ginzo (la voz de la SER y una de las pioneras del feminismo en España) y tantos y tantos otros nombres conocidos en el mundo del cine y del teatro, fueron una gran recompensa además de su retribución como actores de reparto, no como “extras”.

Hay algunos detalles de ese verano que difícilmente se encontrarán en las hemerotecas ni en las filmotecas. Uno de ellos es que una de las niñas de la pandilla era Terele Pávez, que entonces se iniciaba en el mundo del cine (tenía entonces 13 años), acompañada de su madre, Doña Magdalena Penella, hija del famoso compositor valenciano. (En realidad en esta película hubo muchos “guiños” de Berlanga a sus orígenes valencianos, y no solo la elección del lugar del rodaje). Lo que los chavales de la pandilla no sabían entonces, aunque fueron conociéndolo poco a poco, es que Terele era una de cuatro hermanas: Emma Penella, Elisa Montés, y Mari Juli Ruiz Penella. Esta última fue la única que no se dedicó al cine, sino que más tarde se casó con un militar norteamericano de los que vinieron a las recientemente establecidas bases de uso conjunto con los Estados Unidos, consecuencia del tratado firmado precisamente ese año de 1953, y vivió siempre en Las Vegas, en el estado norteamericano de Nevada. Doña Magdalena se convirtió en la “madre cariñosa y divertida” de todos los miembros de la pandilla juvenil. La pandilla también desconocía que el marido de Dª Magdalena y padre de esas cuatro hijas, era Ramón Ruiz Alonso, conocido diputado de la CEDA durante la Segunda República, y que ha sido siempre acusado de haber sido quien denunció a García Lorca para que fuese apresado en casa de la familia de Luis Rosales. Ruiz Alonso publicó más de un artículo en la Revista Internacional de Sociología que publicaba entonces el Instituto Balmes de Sociología del CSIC, como heredero del Instituto de Reformas Sociales de Severino Aznar, y pasó sus últimos años viviendo con su hija Mari Juli en Las Vegas. Debe añadirse que Ramon Ruiz Alonso fue siempre querido y respetado por su esposa y sus cuatro hijas, aunque tuvo que soportar la acusación relativa a su papel como delator de García Lorca.

Otra cuestión poco conocida es que uno de los ayudantes de cámara para la filmación de la película era un hermano menor de Carmen Sevilla, al que todos llamaban “Sevillita”. Y también que la actriz principal, venida de Francia, Josette Arno, años después se convirtió en una de las actrices más importantes y famosas de la Comédie Française.

Muchos años después, durante la Transición a la democracia, Luis García Berlanga fue invitado a una comida al Club Siglo XXI, en el Eurobuilding de Madrid, entonces presidido por el Teniente General Jurídico Antonio Guerrero Burgos, Duque de Cardona y Grande de España, que fundó el club en 1969, y tuvo una gran significación por las conferencias que se organizaron allí durante la Transición, entre ellas la del legalizado Santiago Carrillo, presentado por Manuel Fraga. Pues bien, en dicha comida, Berlanga hizo la revelación de que entre los comensales, socios del club, estaba uno de sus antiguos actores, precisamente en Novio a la Vista, alguien que no siguió haciendo cine, sino que siguió una carrera universitaria y en aquellos momentos política, muy próximo a Adolfo Suárez. Todos los presentes hacían conjeturas sobre quien era el antiguo actor bajo la dirección del ya famoso Director de cine, y se llevaron una sorpresa cuando supieron quien era.

Años más tarde, en septiembre de 1998, Luis se encontró con ese mismo antiguo actor en el aeropuerto de Barajas, Madrid, en la cola para recoger su tarjeta de embarque. No recuerdo a donde se dirigía Luis, pero su antiguo actor iba, acompañado de dos colaboradoras, al Congreso de la Federación Española de Sociología en La Coruña. Después de recordar muchos detalles de aquella película, y toda clase de anécdotas, con gran sorpresa de sus tres interlocutores, dijo Berlanga: “Juan, lo más importante de aquella película es lo que no sabes, lo que no sucedió, y que si hubiera ocurrido me habría llevado a la fama cinematográfica a mí, y seguro que a ti te habría enriquecido tu currículo”. Y “¿qué es lo que no sucedió?”, preguntó el aludido.

Y Luis, con esa voz profunda y mediterránea que le caracterizaba, contestó: “Lo cierto es que Benito Perojo, el productor de la película, había pedido a Francia que le enviaran una actriz joven y guapa para que fuera la pareja de Jorge Vico en la película. Pasaban las semanas, y luego los meses, y no venía la famosa actriz porque estaba rodando otra película en Francia y se estaba retrasando su final. Entonces, Benito Perojo muy enfadado dijo que si esa no podía venir, que enviran a otra, pero no podía esperar más. Vino Josette Arno, que luego fue una gran actriz de teatro. La que no vino se llamaba ¡¡¡Brigitte Bardot!!! ¿Te imaginas, Juan, lo que habría significado para mí ser el descubridor en España, como Director, de la famosa BB?, y a ti no te habría hecho ningún daño, sino todo lo contrario, presumir de haber trabajado, aunque fuese en un papel secundario, como miembro de la pandilla, nada menos con la protagonista de “Y Dios creó a la Mujer.”

Ha habido quién debió oír algo de esto y publicó que BB había estado en el hotel Voramar aquel verano, y que estuvo a punto de ser la actriz de “Novio a la Vista”. Pero puedo asegurar que no fue así. Es cierto que había una joven francesa alojada, con su hermano y una tía, en dicho hotel durante el rodaje de la película aquel agosto de 1953, pero no era BB, su nombre era Solange Ramos, residente en Toulouse, hija de un exiliado republicano, y propietaria de una tienda de moda en su ciudad de residencia. Y entre las “treceañeras” veraneantes que no se perdían las divertidas tomas de las diferentes escenas de la película, merodeando entre los actores y los focos, estaba la madre de un muy conocido político valenciano actual.

Lo cierto es que Luis García Berlanga no necesitó a Brigitte Bardot para hacerse famoso en el mundo del cine. En mi opinión, y en la de muchos españoles, y para no menospreciar a otros grandes directores de nuestro cine, ha sido uno de los cinco mejores directores de cine español, además de un gran español por los cuatro costados, y una persona respetada y querida, en el cine y fuera del cine. Siempre le agradeceré haber conocido ese mundo desde dentro, en unos años en los que España comenzaba a cambiar de piel. Para mí, siempre será mi mejor Director.

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Juan Díez Nicolás es académico de número de la Real de Ciencias Morales y Políticas y director de la cátedra de Desarrollo Social de la UCJC

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