Editorial ABC

El Gobierno más ausente

Sánchez sigue presumiendo de liderar una legislatura larga en lugar de asumir que España agoniza bajo su mando

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El cúmulo de naderías con las que Pedro Sánchez se presentó a la opinión pública después de sus vacaciones, y solo tras un clima general de opinión pública desfavorable por su indolencia y falta de liderazgo frente a la pandemia, demuestra hasta qué punto la inactividad del Gobierno está intoxicándolo todo. A las puertas del clásico reinicio del curso político, el Gobierno está paralizado y bloqueado. Solo emite sus conocidas señales de propaganda y demagogia, y resulta escandalosa su capacidad para descargar responsabilidades en otros, en este caso las autonomías. España tiene un Gobierno pasivo y desaparecido, y solo la mentira le motiva para seguir gobernando.

Ministros tan representativos del «sanchismo» como Carmen Calvo o José Luis Ábalos están ausentes, y solo resurgen de vez en vez para promover proyectos políticos revanchistas que no son una prioridad contra la crisis que está asolando a España. Margarita Robles emerge como la ministra discordante, Irene Montero, como estrella de las revistas del corazón, y Alberto Garzón, inédito en una cartera de Consumo que jamás debió de dejar de ser una mera dirección general, solo habla para arremeter contra el sistema constitucional. El ministro de Justicia, fallido en cualquier gestión, solo compite con Fernando Grande-Marlaska, quemado desde el inicio de la crisis del coronavirus por su sectarismo e incapacidad para gestionar un departamento tan relevante. En Universidades, Manuel Castells no parece saber aún que es ministro y los rectores se siente por él abandonados. «Nos está dejando solos en la vuelta a clase», afirman, y reclaman un protocolo que actualice el último, comunicado hace tres meses. Rutilantes cargos de cuota como Darias o González Laya son irrelevantes a todos los efectos. En Turismo, no hay en Europa una ministra tan desorientada como Maroto, y en Hacienda o Economía, Montero y Calviño siguen manipulando los datos para atisbar brotes verdes inexistentes. En Ciencia, Duque es un perfecto desconocido en situación insostenible, y en Trabajo, Díaz ha hecho del engaño su día a día... La evaluación de cada cartera se resume en un despropósito que obliga a preguntarse para qué necesita el presidente del Gobierno más de una veintena de ministros en plena recesión.

Sánchez miente a sabiendas, y pese a ello la sociedad no parece capaz de reaccionar. El miedo a una nueva fase trágica de la pandemia empieza a ser notable. Respecto al desplome económico, sobran las palabras y basta con que cada español se palpe el bolsillo. Pero en este clima, Sánchez aún sonríe con la prepotencia de quien sigue presumiendo de liderar una legislatura larga en lugar de asumir que España agoniza bajo su mando.

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