Editorial

Puigdemont, entre el ataque a España y el victimismo

Su único objetivo es protegerse y poner al Estado contra las cuerdas

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Por algún lado tenía que asomar el prófugo Carles Puigdemont, inasequible al desaliento de su propósito de llamar la atención cíclicamente. Ahora, después de haber manejado a capricho la información reservada del caso Pegasus, a su favor por supuesto y en aras de cultivar su victimismo, ha puesto en marcha una estrategia jurídica de demandas y querellas para tratar de dinamitar la legislatura española y, de paso, que la Unión Europea investigue al Gobierno de España y a sus servicios secretos. Sin embargo, todo tiene un fondo difuso. No es solo la estrategia política de un individuo huido de España con nocturnidad después de su intentona golpista. Es que las previsiones de que Europa le ampare jurídicamente para quedar indemne de su procesamiento por sedición en España empiezan a serle adversas. Su único objetivo es protegerse y poner al Estado contra las cuerdas. Pero ni siquiera forzando su pretendida inmunidad e inviolabilidad podrá eludir la cárcel en cuanto pise España.

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