EDITORIAL

La persecución lingüística se ha convertido en rutina

Es la cerrazón arquetípica de un independentismo al que le importa más lo identitario y lo excluyente que la formación de unos niños

Editorial ABC

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El grado de atropello y sectarismo contra el castellano en el sistema educativo de Cataluña ha llegado a tal punto que una familia con dos hijos menores, que decidió marcharse a Francia hace unos meses, ha visto cómo el colegio público del que eran alumnos les ha negado el expediente escolar en lengua española. La madre de los niños necesitaba esa documentación para acceder a una escuela francesa y convalidar los estudios. Sin embargo, y pese a las continuas peticiones, los responsables del colegio barcelonés se han negado en redondo, dificultando todo lo posible cualquier otra alternativa que no fuese presentar los certificados en catalán. Finalmente, han tenido que traducirlo los padres. No es anecdótico ni irrelevante. Es la cerrazón arquetípica de un independentismo al que le importa más lo identitario y lo excluyente que la formación de unos niños. Es el día a día de una persecución rutinaria que conviene denunciar siempre.

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