Editorial

Una obscena ocupación de la Fiscalía

El disparate es mayúsculo, del mismo tamaño que la maniobra, políticamente inadmisible y jurídicamente hasta obscena, de buscarle un destino ‘premium’ a Dolores Delgado en compensación ante su salida de la Fiscalía General

Editorial ABC

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Enganchado a ‘colar’ modificaciones legales de calado en normas que nada tienen que ver con la materia a cambiar, el Gobierno de Sánchez se dispone a incluir una enmienda a su nueva Ley Concursal que garantiza una plaza de fiscal de sala del Tribunal Supremo (la cima de la carrera en el Ministerio Público) al fiscal general del Estado que deje el cargo. El disparate es mayúsculo, del mismo tamaño que la maniobra, políticamente inadmisible y jurídicamente hasta obscena, de buscarle un destino ‘premium’ a Dolores Delgado en compensación ante su salida de la Fiscalía General. Nada tiene que ver una norma del ámbito mercantil como la Ley Concursal con la estructura del Ministerio Público como para entrar de hoz y coz en la ley que regula el Estatuto Orgánico de la Fiscalía. Y aunque Sánchez alardeó en público de que él controla a su conveniencia la Fiscalía, no sospechábamos que el descaro y el escándalo iban a ser crecederos, que repartiría premios por los ‘servicios’ prestados al Gobierno y que iría a más su intolerable intromisión en un pata esencial de la Justicia y del Estado de derecho.

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