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Kitchen, una trama impropia de una democracia

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El juez de la Audiencia Nacional que investiga el caso Kitchen culminó ayer su investigación sobre el espionaje a Luis Bárcenas a manos de la cúpula del Ministerio del Interior durante el último Gobierno del PP, y aboca al banquillo de los acusados al exministro Jorge Fernández Díaz, junto a varios colaboradores de confianza y altos cargos policiales. Las revelaciones conocidas en los últimos meses sobre la manera en que se persiguió al que fuera tesorero del PP para arrebatarle documentación comprometedora, o pruebas sobre irregularidades contables en el PP, dibujan un episodio muy grave e impropio de una democracia. Poner la estructura de Interior al servicio de la causa política de un partido, y además delinquiendo, recuerda demasiado al ‘chivatazo’ a ETA que se produjo con Rodríguez Zapatero en el poder. No obstante, la antigua secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, queda exonerada, lo que demuestra que no pueden exigirse responsabilidades penales a la estructura del partido como tal. Kitchen y otros casos de corrupción como Gurtel ya depuraron responsabilidades políticas evidentes, porque Mariano Rajoy perdió el poder. Ahora es el turno de las consecuencias penales, aunque quitar ahora el estigma de presunta culpabilidad a aquellos imputados que ya no lo están sigue siendo una de las tareas pendientes de nuestra democracia.

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