EDITORIAL ABC

Las cuentas desviadas de Podemos

Se evidencia, una vez más, la profunda hipocresía del partido morado con su doble vara de medir

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EL partido de Pablo Iglesias irrumpió en el panorama político blandiendo como grandes banderas la transparencia y la honradez en el ejercicio de la vida pública, pero la realidad desmonta tales promesas. Tal y como publica hoy ABC, la formación morada desvió dinero de su fundación para financiar el polémico catálogo electoral que presentó en las generales del pasado junio, lo que vulnera de forma explícita la legislación. En concreto, el Instituto 25 de Mayo para la Democracia –constituido por Podemos como una organización sin ánimo de lucro para difundir su ideario político– se empleó para sufragar gastos electorales por valor de 33.000 euros.

Este hecho no solo supone una clara irregularidad, sino que podría ser constitutivo de un delito de falsedad contable, con penas que pueden oscilar de uno a cuatro años de prisión, según la ley electoral. La normativa exige a los partidos que todos los gastos e ingresos relacionados con las elecciones se contabilicen en una cuenta única, supervisada por el Tribunal de Cuentas.

Además, la nueva ley de financiación de partidos prohíbe los donativos finalistas, como es el caso de una campaña electoral. Y ello sin olvidar que la naturaleza de estos gastos no forma parte, en ningún caso, de los proyectos sociales y culturales que pretende promover el citado Instituto.

Más allá de las consecuencias que se deriven, se evidencia, una vez más, la profunda hipocresía del partido morado con su doble vara de medir, ya que buena parte de su cúpula ha estado implicada en escándalos, desde el contrato fantasma de Íñigo Errejón en la Universidad de Málaga y el chollo que protagonizó Ramón Espinar con su vivienda pública, hasta los pagos en negro que hizo Echenique a su asistente, entre otros. Podemos no puede dar lecciones de nada a nadie.

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