EDITORIAL ABC

Caricatura feminista de España

La transformación de las causas justas del feminismo en una soflama partidista es un propósito que debe ser denunciado

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La huelga feminista convocada para hoy, Día de la Mujer, es una iniciativa que ha devenido sectaria y partidista. Su orientación, y no hace falta más que leer los manifiestos de convocatoria, es propia de una izquierda radical, que utiliza el feminismo como coartada para un ataque arcaico a los valores de la democracia liberal y de la economía capitalista. En definitiva, a la idea misma de libertad individual. Bajo el manto de la reivindicación de la igualdad entre hombre y mujer, las organizaciones convocantes expanden un programa estrictamente vinculado a la ideología de género y al izquierdismo más populista. No hay ámbito social ni político que no sucumba a una visión apocalíptica de España de 2019, retratada en los eslóganes de las convocantes como un infierno para las mujeres. Nada se salva de la hoguera ultrafeminista. Desde la justicia «patriarcal», a la educación «machista», pasando por el medio ambiente, el sistema sanitario y la economía de mercado, todo es un charco de machismo donde la mujer española vive sin libertades ni derechos.

Esta caricatura feminista de España es inaceptable y sólo consigue desprestigiar el legítimo mensaje del feminismo que realmente pugna por la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. Una igualdad que aún no es plenamente real en el ámbito laboral y en los niveles directivos de empresas e instituciones y por la que es obligado seguir legislando y luchando. Una igualdad que requiere que la mujer no vea convertida su vida familiar como una opción incompatible con la profesional. El talento de la mujer es un activo aún malversado por el lastre de muchas inercias machistas, algunas de ellas especialmente peligrosas porque son inconscientes.

Sin embargo, la transformación de estas causas justas del feminismo en una soflama partidista es un propósito que debe ser denunciado aun a riesgo de caer víctima de los puristas de la corrección política. España es un país especialmente seguro para todos sus ciudadanos, incluidas las mujeres, en comparación con los países de la Unión Europea. El contraste se hace significativo en el ámbito de la violencia contra la mujer, donde España es superada por paradigmas de la igualdad de género, como Islandia, Finlandia o los Países Bajos, según Eurostat. Sin embargo, al ultrafeminismo le sucede lo mismo que a la extrema izquierda: tienen que mentir sobre el país en el que viven para hacerlo odioso y justificar sus ideologías totalitarias, en las que no caben las feministas que creen en sus propias posibilidades, que no ven la maternidad como una agresión y que propician la cooperación con el hombre para el desarrollo social, que apuestan por educar a los jóvenes en la dignidad que toda persona merece y no por doblegar la enseñanza con asignaturas doctrinarias sobre la sexualidad. El feminismo totalitario se ha convertido en una amenaza para la mujer.

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