EDITORIAL ABC

«Cárcel por casa» no es suficiente

Maduro está acorralado por las protestas y ha tenido que jugar la mayor carta que le quedaba, la liberación de Leopoldo López, para intentar rebajar la tensión en las calles

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UNA de las características que definen a los dictadores es que suelen hacer lo que les da la gana con los órganos judiciales y la ley. La decisión de poner al líder opositor Leopoldo López en arresto domiciliario -una excelente noticia, dado que estaba preso- es tan arbitraria como la de haberlo detenido y condenado a casi catorce años de cárcel, un acto que obedece a la voluntad y los estrafalarios planes de Nicolás Maduro y que nada tiene que ver con la ley o la Justicia. La Corte Suprema anunció esta medida mintiendo, otra vez, al decir que se ajusta a Derecho y que se debe a «razones de salud», cuando la única justicia posible sería la liberación completa e incondicional de López y de todos los demás presos políticos.

Sea como fuere, la decisión de cambiar «cárcel por casa» y de dejar a Leopoldo López en la puerta de su domicilio, sin previo aviso ni comunicación con su familia, solo se puede interpretar como un síntoma de que Maduro está acorralado por las protestas y que ha tenido que jugar la mayor carta que le quedaba para intentar rebajar la tensión en las calles. Tal vez el dictador haya calculado también que con este gesto puede introducir elementos de fricción por el liderazgo dentro de la coalición opositora. En este sentido, es esencial que la Mesa de la Unidad Democrática se mantenga más cohesionada que nunca, sin perder de vista los intereses supremos de Venezuela en un momento crucial de su historia.

Está por ver, sin embargo, que este paso sea, además de un gesto desesperado del régimen agonizante, el preludio de un muy difícil proceso de negociación real. En todos los llamamientos que se le han hecho hasta ahora a Maduro por parte de la comunidad internacional se incluía la condición previa de la liberación incondicional de todos los presos políticos. Al margen de que este requisito no se ha cumplido, ni mucho menos, con el traslado de López a su casa, donde sigue condenado, una negociación honesta y eficaz debería ser precedida por la suspensión de los planes torticeros del régimen de elaborar una nueva constitución, porque su único objeto es anular a la Asamblea Nacional. La labor del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero en esta liberación debe ser elogiada, como así lo hizo sin tardar ayer el propio Mariano Rajoy. Ahora toca seguir: lo mejor sería que se abriese paso una mediación para evitar que haya ni un solo muerto más en Venezuela por causa de Maduro. La salida del dictador y el establecimiento de un gobierno de transición que convoque elecciones libres en un plazo razonable es ya la única opción posible.

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