Editorial ABC

Retorno arriesgado e improvisado

A Pedro Sánchez le sobran maquillaje y palabrería y le falta eficacia. Le falta orientación y le sobra precipitación. Convendría repensar cada medida antes de impulsarla

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Después de que hace una semana el Gobierno incurriera en la imprudencia de dar por hecho que habíamos iniciado la «desescalada» contra el virus, ahora se ha visto forzado a rebajar su triunfalismo. España seguirá en plena etapa de confinamiento aunque el final de la Semana Santa haya servido para suavizar las condiciones de desactivación laboral en algunos sectores. Ayer miles de españoles pudieron retornar a sus trabajos con cautela, y debieron hacerlo con medidas de prevención contra la enfermedad. Sin embargo, no fue así para todos. Para muchos trabajadores volvió a ser un regreso repleto de improvisación, confusión jurídico-administrativa y desorientación. Tras semanas de errores masivos en la adquisición de mascarillas, el Gobierno había publicitado que empezarían a entregarse gratuitamente en los transportes públicos. Sin embargo, la falta de coordinación con las comunidades autónomas, solo achacable a la soberbia política con que está actuando el mando único de Sánchez, impidió que su entrega fuese masiva. Más allá de lo que tiene de contradicción aconsejar ahora a la ciudadanía el uso de mascarillas -cosa que antes La Moncloa despreció-, lo cierto es que la eficacia sigue siendo su talón de Aquiles. En Madrid, por ejemplo, solo el 20 por ciento de las estaciones de Metro tuvieron disponible esa protección, lo que demuestra los riesgos que asume el Gobierno con esta decisión. Y si La Moncloa conocía que iba a adoptar esta medida, cabe preguntarse por qué no informó y se coordinó con el mundo empresarial, otro de los sectores sistemáticamente ninguneados en esta crisis.

El retorno paulatino a los puestos de trabajo es indispensable para recuperar el pulso económico. Pero debe acometerse bajo unas garantías que este Gobierno sigue sin ofrecer. Así se lo acaban de afear las autonomías de uno y otro signo político, incapaces de entender por qué Sánchez las ignora con su prepotencia, sin pactar, sin consensuar… Sánchez solo ofrece propaganda. Por eso el Ejecutivo volvió a publicar una norma en el BOE con nocturnidad y rectificaciones sobre la marcha. A Sánchez le sobran maquillaje y palabrería y le falta eficacia. Le falta orientación y le sobra precipitación. También merece una reflexión la reapertura progresiva de la actividad industrial si finalmente, además de asumirse un riesgo sanitario notable, la cadena productiva solo se activa a medias. Permitir producir y prohibir vender lo producido, por ejemplo, carece de sentido. Por eso conviene repensar cada medida antes de impulsarla y no actuar guiados por las prisas o la desesperación. O peor: por las ansias ególatras de un presidente que ha hecho de la incompetencia y la frivolidad su única manera de ejercer el poder absoluto que se ha arrogado con el estado de alarma.

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