Editorial ABC

Las cuentas del «mando único»

Hay que aclarar cómo se ha gestionado la contratación de material en estos meses, porque ha habido mucho dinero en circulación y muchas preguntas sin respuesta

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A medida que va llegando información al Portal de Transparencia, el Gobierno se ve obligado a responder las preguntas de control parlamentario que le hace la oposición para no seguir incurriendo en el oscurantismo que le caracterizó durante la vigencia del estado de alarma. En una de sus respuestas al Partido Popular se han hecho evidentes las dudas sobre el papel del Ministerio de Sanidad al frente del denominado «mando único» que se le atribuyó el 14 de marzo pasado. Del total de contratos adjudicados por el Gobierno, solo el cuatro por ciento correspondió al Ministerio de Sanidad, una cifra realmente baja en comparación con el resto de departamentos ministeriales. Falta la explicación a este exiguo porcentaje, que puede radicar en que el Ministerio de Sanidad adjudicó pocos contratos pero por importes muy altos y por grandes cantidades de material, o bien en que el grueso de las compras de guantes, mascarillas y equipos de protección individual corriera a cargo de los gobiernos de las comunidades autónomas. Si alguna conclusión se extrae de esta gestión de la información sobre contratación pública durante el estado de alarma es que resulta imprescindible mejorar el nivel de transparencia y control sobre las adjudicaciones públicas. La existencia de una situación sobrevenida de crisis sanitaria general puede disculpar ciertas precipitaciones en la actuación administrativa, pero no un fallo, que parece casi estructural, en la capacidad de respuesta del gobierno para centralizar compras de material en el extranjero. Por otro lado, el desarrollo del Estado autonómico ha pasado factura a la Administración Central del Estado, porque se ha topado con una organización muy mermada especialmente en el Ministerio de Sanidad, dado que las competencias en materia sanitaria están transferidas a las comunidades autónomas. Esto explica que en las encuestas de valoración sobre la gestión de la crisis, tanto los ayuntamientos como los gobiernos autonómicos reciben más respaldo que el Gobierno central.

No debe repetirse el apagón de controles democráticos que se ha vivido durante el estado de alarma. Ni el Gobierno debe acostumbrarse a vivir instalado en la disculpa permanente de que nadie vio venir la pandemia, porque es falsa. Hay que aclarar, sin intención de cuestionar la honradez de las personas, cómo se ha gestionado la contratación de material en estos meses, porque ha habido mucho dinero en circulación, muchas noticias preocupantes sobre fallos en las entregas y muchas preguntas sin respuesta. El «mando único» no solo era una concentración de poder como nunca vista en manos del Gobierno, sino también una concentración de responsabilidad de la que el ejecutivo de Pedro Sánchez no debe zafarse con excusas victimistas.

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