El «reino» de los nombres raros

Un grupo de niños juega en la plaza. Desde lejos, una voz llama a uno de ellos: «¡Clodoveo!». Y se vuelve un pequeño de unos diez años. A nadie le extraña. Estamos en Huerta de Rey, localidad burgalesa conocida por tener la mayor concentración de nombres raros entre sus habitantes. Cuando pasan lista en el Centro Rural Agrupado de La Demanda, el colegio local, Clodoveo, al que llamaron como su abuelo, pasa desapercibido junto a otros compañeros como Isaura, que también heredó, en este caso de su abuela, tan peculiar nombre.

Todo empezó a finales del siglo XIX. Como en la mayoría de los pueblos, en Huerta de Rey se repetían nombres y apellidos. Muchas Marías y Josés y muchos Molineros, por ejemplo, entre los apellidos.

Esto complicaba la gestión municipal, la entrega del correo... y el secretario del Ayuntamiento, Adolfo, apostó por «solucionar el problema con nombres del santoral». Así lo relata con orgullo su nieto, que fruto de esta idea, se llama Hierónides. Considera que su abuelo tuvo una idea «práctica» en su momento y que, después, ha servido para poner a Huerta de Rey en el mapa de la mano de Burgundónfora, Firmo Sendulfo, Tarsacio, Canuta, Sicilio, Marciana, Onesíforo... y el largo listado de vecinos con nombres poco comunes que puede consultarse en la página web www.huertaderey.org.

Hiéronides prefiere «original» a «raro» a la hora de referirse a estos nombres y, aunque asegura que es «feliz porque nadie te confunde nunca con otro», reconoce que siempre lo deletrea para evitar problemas. Aunque su abuelo fue el artífice de esta historia, en su familia se ha perdido la «tradición». «Es normal, ahora están de moda otros nombres, algunos hubieran sido también raros en tiempos de mi abuelo», señala Hiéronides.

Una placa recuerda, en un lugar céntrico de esta localidad, el I Encuentro internacional de nombres raros que, bajo el lema «con nombre propio», se celebró en el año 2008 cuando se editó también un libro con todos los nombres poco frecuentes inscritos en Huerta de Rey hasta 1918, prologado por Hermógenes Perdiguero.

Ya no son mayoría. Muchos de ellos son abuelos. Pero también hay algunos jóvenes e incluso niños que han recibido en herencia un nombre único y diferente. En otros lugares se heredan apodos, en Huerta de Rey, nombres raros.