El «milrayas»

De los operarios de trenes a los colchones y de las universidades a la pasarela

María Luísa Funes

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El tejido «Milrayas» es un material nacido inicialmente como recurso «pobre» para vestir durante el siglo XIX a los operarios de trenes en los Estados Unidos. Más tarde se usó para las prendas de los carniceros, las fundas de colchones y los pijamas de verano. Pero una tela que comenzó entre los menos acaudalados, acabó representando a los más elegante en los días playeros del verano.

Cuando ya a principios del siglo XX los estudiantes norteamericanos de la Costa Este comenzaron a llevar el allí llamado «Seersucker» como rebeldía, asociándose así la imagen de los menos privilegiados, causaron un boom que llevó al «milrayas» a detonar el efecto contrario: las prendas elaboradas en este tejido se convirtieron en un básico del «preppie» -joven alumno recién llegado a la Universidad- más chic.

El milrayas pasó a utilizarse en sastrería para los señores más elegantes del Sur y progresivamente imperó en todos los Estados Unidos. Su fresca naturalidad le convirtió en un clásico del vestir masculino, interpretado en chaquetas, pantalones y bermudas. A partir de los años 80, se convirtió en algo más habitual en el guardarropa de ambos sexos.

Y es que esta delgada tela de algodón a rayas, con su ligero relieve -muy evidente al tacto- posee unas suaves arrugas que le permiten permanecer separado de la piel y no necesitar planchado. Ahora, vestidos, blusas, abrigos, camisas y pantalones de Gucci , Hugo Boss o Ralph Lauren se elaboran en «milrayas» convertido en todo un clásico universal, habitual en los veranos de los más sofisticados.

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