CONFESIONES

Stephen Fry sobre su adicción a la cocaína: «Solía llamarlo, de la manera más espeluznante, el pudin»

El actor británico, que desveló en sus memorias un trastorno bipolar, lo que le llevó a refugiarse en el alcohol y las drogas, habla sin tapujos de su doloroso pasado y su apacible presente

Madrid Actualizado: Guardar
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Stephen Fry, en la memoria colectiva de una generación, siempre será el amable, paciente, leal y agudo anfitrión de la película «Los amigos de Peter» (1992), de Kenneth Branagh. Aprovechando la ausencia de sus padres, Peter acoge en su mansión de la campiña inglesa a Maggie, Andrew, Sarah y compañía, su pandilla de la universidad, para celebrar juntos la Nochevieja y, de paso, contarles una mala noticia relativa a su salud.

Tras ese filme, la imagen de Fry quedó vinculada a la de un tipo apacible y bonachón. Por eso, la publicación de su libro de memorias, en 2014, donde desvelaba una adicción total a la cocaína que le costó enormes cantidades de dinero y problemas con la familia y los amigos, fue una auténtica conmoción.

Fry explicaba que el origen de sus adicciones estaba en su lucha permanente contra un trastorno bipolar.

En los últimos días, el actor inglés se encuentra de gira teatral por Australia y en una larga entrevista concedida a la cadena ABC News, desvela más detalles de su bajada a los infiernos de las drogas y el alcohol y el porqué de sus 17 años de celibato. Ahora, se declara feliz tras contraer matrimonio con un joven de 27 años, Elliot Spencer. «Es una sensación maravillosa, es difícil de explicar... hay algo muy especial en el hecho de que esta unión sea reconocida por el Estado».

Esta confesión le valió para contar, a lo largo de la entrevista, una anécdota que le relató un amigo que trabaja en el Palacio de Buckingham. En Gran Bretaña, cada nueva ley debe recibir la aprobación real y, tras ser aprobado el matrimonio entre personas del mismo sexo por ambas cámaras del Parlamento, en 2014, pasó a manos de Isabel II. «La Reina estaba en la estancia con el consejero privado y al firmar la ley, dijo: "Bueno, ¿quién iba a pensar esto hace 60 años?". ¡Fue muy positiva!", exclamó Fry.

El actor también confesó ante las cámaras que sus problemas mentales fueron un factor importante en su celibato. En cuanto le diagnosticaron trastorno bipolar, «me di cuenta de que toda mi vida había estado tratando de controlar mis sentimientos».

En su libro de memorias «Moore fool me», Fry admitía haber esnifado cocaína en el Palacio de Buckingham, en la Cámara de los Lores y la de los Comunes. Al ser preguntado el televisión si ese hábito era un factor determinante para mejorar la productividad, el actor contestó tajante: «Sí, lo es, aunque yo no lo recomiendo», respondió.

«Realmente, me arrepiento de haber consumido», explica, aunque también reconoce que existe una conexión entre su abuso de sustancias y su trastorno mental. «Imagínense por un momento que usted tiene una enfermedad por la que su estado de ánimo puede cambiar sin que pueda hacer nada al respecto. Te conviertes en un maníaco, te transformas en alguien terriblemente deprimido... y no sabes que estás enfermo. O te sientes fenomenal y fuerte, o estás en lo más bajo y sólo tiene ganas de suicidarte».

Al parecer, había dos sustancias que a Fry le servían para estabilizarse: las anfetaminas y los sedantes, teniendo el alcohol y la cocaína esos efectos en él. «Esto es lo que se conoce como "automedicación". Es lo que hacen quienes quieren controlar el clima de su propia mente, porque todavía no han sido diagnosticados y no tienen acceso a medicación legal, ligeramente menos peligrosa y menos costosa».

Fry asegura que jamás esnifó cocaína mientras estaba trabajando en un escenario o en un estudio de televisión. «Solía llamarlo, de manera espeluznante, el pudding, porque llegaba "al final de la comida". Pero estoy muy contento de que haya terminado. He causado un daño terrible a la gente».

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