El diseñador Modesto Lomba
El diseñador Modesto Lomba - EFE

El emotivo adiós de familiares y amigos a David Delfín en el Museo del Traje

La capilla ardiente del diseñador se instaló ayer en Madrid y hoy será incinerado en Marbella

MADRID Actualizado: Guardar
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Globos de delfines rosas e innumerables centros de flores engalanados con peonías y hortensias rosas y blancas no dejaron de llegar ayer por la mañana al salón de actos del Museo del Traje de Madrid, donde se instaló la capilla ardiente para despedir a David Delfín. El cuerpo del modisto, que falleció la noche del sábado a los 46 años después de una dura lucha contra tres tumores cerebrales, llegaba a las instalaciones del museo a las once y media de la mañana y allí permaneció hasta las tres de la tarde, cuando fue trasladado a Marbella. Hoy, a las cinco de la tarde, se celebrará un oficio religioso en la iglesia de la Encarnación. Al terminar, el cuerpo del malagueño será incinerado.

Uno de los primeros en llegar al velatorio para dar el último adiós a Delfín fue el diseñador Modesto Lomba. Visiblemente emocionado, tras pedir unos segundos a la prensa para reponerse, afirmó que Delfín era un «magnífico creativo» y le recordará por su «bondad como persona». Lo mismo aseguró Ion Fiz: «Es una gran pérdida para el mundo de la moda y de España». Charo Izquierdo, directora de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid, muy afectada, llegaba de viaje y declinó dar declaraciones.

«La muerte de David Delfín es una gran pérdida para el mundo de la Cultura. Él fue un vanguardista y un rompedor al que tuvimos la suerte de reconocer en vida. Muchas veces, por desgracia, reconocemos a las personas cuando ya se han ido, pero este año le concedimos el Premio Nacional de Diseño de Moda. Sé que se llevó una gran alegría y le permitió ver cómo lo que él empezó hace quince años ha sido muy apreciado y querido», contó a la prensa el Ministro de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo, que también acudió para despedirse de Delfín. Y añadió: «Hemos vivido dos golpes duros en poco tiempo, el de Bimba Bosé (tan ligada a David) y el del propio David, que han soportado con entereza esta amarga enfermedad. Hemos querido precisamente rendirle homenaje siendo el Museo del Traje -lo que él más quería, los trajes a los que dedicó su vida y su talento-, el lugar en el que sus amigos y familiares podamos rendirle su último tributo».

La actriz Rossy de Palma expresó su alivio porque Delfín ya esté «descansando». «Lo queremos muchísimo y lo vamos a echar mucho de menos. Qué impotencia, qué injusticia». Junto a ella estaba Gorka Postigo, expareja de Delfín (con quien creó la firma Davidelfín). Pelayo Díaz, quien fuera también su pareja hasta 2014, tampoco quiso hablar con los medios. Después, en Instagram, se despidió de él: « Te has llevado un buen pedazo de mí contigo, amor de mi vida». Lo mismo ocurrió con Pablo Sáez -el gran amor y apoyo del modisto desde que le detectasen la enfermedad-, que publicó una foto donde repitió «te quiero» más de siete veces.

Emocionada y sin poder contener las lágrimas salía Nuria Roca, el actor Martín Rivas prefirió no hablar con la prensa. Paco León dijo que le recordaría como una «gran persona» y Óscar Jaenada como «un maestro, un gran compañero». Apenados también se fueron Elena Benarroch, el diseñador Juan Duyos, Emiliano Suárez, Carmen Lomana, Belén Esteban y Félix Sabroso. «Era un ejemplo único, raro, irrepetible, arriesgado. Así era para todo, en su faceta creativa y en la personal», recordó Pepón Nieto que como muchos otros asistió al velatorio luciendo una camiseta de Davidelfín. Eva Hache optó por unos zapatos y unas gafas de la firma.

Un retrato en blanco y negro de Delfín presidía la capilla ardiente. A ambos lados del féretro, una corona. Con flores blancas se la envió la familia Dominguín-Bosé (grandes ausentes ayer, sí fue Charlie Centa, última pareja de Bimba Bosé), la otra era de la Diputación de Málaga. Pablo Sáez y los hermanos de Delfín recibieron a todo su círculo íntimo de amistades. Alaska, Mario Vaquerizo y Bibiana Fernández no pudieron llegar al encontrarse fuera de Madrid. Un «Thanks» en letras grandes se podía leer en el bolso de Topacio Fresh, un «No one» en el de Hiba Abouk. Cuando los restos mortales del modisto estaban a punto de salir hacia Marbella comenzó a llover. El cielo de Madrid lloraba la pérdida de aquel chico rebelde al que adoptó y vio triunfar.

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