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David Delfín muere tras un año de lucha contra el cáncer

El modisto fallece en Madrid víctima de un cáncer cerebral. Durante el último mes ya no recibía sesiones de quimioterapia. La enfermedad le había afectado a la movilidad y el habla

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Durante la mañana del viernes Pablo Sáez, pareja de David Delfín, tuvo que llamar a los amigos más cercanos del modisto malagueño para transmitirles el mensaje más amargo y doloroso de los últimos meses. Si hasta ese momento se había puesto en contacto con ellos para organizar meriendas en casa de Delfín, en el centro de Madrid, en esta ocasión les llamaba para comunicarles que el gran amor de su vida se estaba apagando. El sábado, el mismo día del cumpleaños de su pareja Pablo Sáez, el último chico rebelde de la moda española fallecía a los 46 años después de una larga y dura lucha contra tres tumores cerebrales. La capilla ardiente del diseñador se instalará este domingo en el Museo del Traje.

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La última noticia que se tuvo de Delfín fue el pasado 9 de abril, cuando él y Sáez volvieron a reunir a sus amigos para celebrar la llegada de la Primavera. Rossy de Palma, Pelayo Díaz, Bibiana Fernández, Hiba Abouk o Melania Pan, entre otros, se desplazaron con ellos hasta la madrileña Casa de Campo para disfrutar de un bonito día de sol rodeados de vegetación. Poco después dejó de recibir las sesiones de quimioterapia, los tumores le habían afectado definitivamente a la movilidad y al habla, pero sus órganos vitales seguían luchando por sobrevivir.

«Rendirse a la enfermedad no me parece algo atractivo», comentó Delfín a un grupo de periodistas el pasado mes de septiembre, durante la que fue su última aparición ante los medios. A un silencio sepulcral de varios segundos se encadenó un caluroso aplauso que hizo que el diseñador malagueño se emocionase. Por aquel entonces, Delfín se estaba sometiendo a sesiones de quimioterapia para hacer frente a los tres tumores cerebrales de grado 3 por los que tuvo que ser intervenido el 5 de abril de 2016. «Uno no se podía tocar por la zona en la que está, los médicos ahí no entran; otro estaba bien, se podía quitar sin riesgo de lesiones; y el tercero era complicado pero operable», contó a la revista «Vogue» en julio de 2016, cuando ya estaba descansando de la radioterapia. Durante aquella entrevista, Delfín desprendía un halo de energía, motivación y valentía. «No paro de pensar en todo lo que quiero hacer. Me siento con ganas de luchar, me pone. Es grave, soy consciente. Y sé que es una lucha real, son tumores de grado 3 que lo que quieren es seguir adelante… pero tenemos que pararlos», decía. Y añadía: « Tengo esperanza, tengo fuerza, tengo deseo». En agosto comenzó con un nuevo ciclo de cinco días con quimioterapia y 28 sin ella. Así tendría que seguir hasta eliminar las células cancerígenas de su organismo.

El diseñador malagueño peleó contra los tres tumores cerebrales con optimismo desde el principio. Y, según sus amigos íntimos, nunca dejó de luchar, nunca decayó y jamás se rindió. A finales de 2016 –poco después de saber que el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte le había otorgado el Premio Nacional de Moda–, tuvo una recaída muy fuerte que le llevó a ser hospitalizado varios días.

Desde que la enfermedad se había manifestado, Delfín no paró de decir que se había dado cuenta de que sus amigos estaban ahí. Y, siempre que pudo, tuvo muestras de cariño y agradecimiento hacia ellos y hacia su pareja y gran amor, Pablo Sáez, con quien compartía su vida desde marzo de 2015 y ha pasado los momentos más felices y duros de su vida. Por eso, como el día 31 de diciembre no pudo brindar con sus amigos íntimos por la entrada del 2017, a finales de enero, en cuanto se encontró mejor, él y Sáez convocaron a Pelayo Díaz, Topacio Fresh, Bibiana Fernández y Macarena Blanchón, entre otros, para tomarse las uvas en la casa del modisto, que estaba llena de globos de delfines, colores y alegría.

La gran ausente a la merienda de aquella tarde fue su querida amiga Bimba Bosé, que también luchaba contra un cáncer de mama. El destino es a veces tan caprichoso y tan cruel que horas después la eterna musa de Delfín fallecía. Aunque le fallaba la movilidad en las piernas, el modisto despidió a Bimba en el tanatorio, donde arropó a la familia Dominguín-Bosé, que también eran parte de su familia. A los pocos días tuvo otra recaída que le llevó a ingresar en urgencias, a las pocas horas volvía a casa. El diseñador que rompió moldes, el más polémico y más artista, se estaba apagando poco a poco. [ Reacciones a la muerte de David Delfín]

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