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David Delfín, sobre su dura enfermedad: «Sé que es grave, pero tengo muchas ganas de vivir»

Al diseñador le detectaron en enero de 2016 tres tumores en el cerebro de grado 3. Las lesiones le afectaron al habla, la memoria y perdió fuerza en un brazo y una pierna

MADRID Actualizado: Guardar
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«David Delfín. La lucha». Así titula la revista Vogue la entrevista reportajeada que realizó al diseñador David Delfín el pasado mes de junio, en la que confirmaba en las páginas de la publicación lo que hasta ese momento era un secreto a voces en el mundo de la moda de la capital. Muchos amigos, como la desaparecida Bimba Bosé o el «influencer» Pelayo Díaz, habían comentado en ese momento que el creador estaba «muy animado» y, poco a poco, se recuperaba, pero ninguno decía qué era exactamente lo que le ocurría a este icono de la moda.

«A mediados de enero de este año empecé a tener molestias, como calambres, una sensación eléctrica en la parte derecha del cuerpo. Tres veces en un fin de semana», cuenta Delfín, que decidió acudir a su médico de cabecera y le «sugirió que quizás era cosa del estrés, un cuadro de ansiedad».

Después de pasar unos días sin dolores, el 20 de enero de 2016 esos calambres volvieron para quedarse y Delfín permaneció durante ocho días en la Fundación Jiménez Díaz, donde le hicieron pruebas de todo tipo. Al salir, haciendo caso omiso a los médicos, decidió presentar su desfile en Cibeles. A los pocos días sufría un ataque epiléptico.

Ahí fue cuando se dieron cuenta de que tenía tres tumores en el cerebro de grado 3. «Era raro, porque normalmente nos e presentan así... pero el día 5 de abril decidieron que había que operar. Uno no se podía tocar por la zona en la que está. los médicos ahí no entran; otro estaba bien, se podía quitar sin riesgo de lesiones; y el tercero era complicado pero operable», cuenta Delfín. Y añade: «Era importante que yo estuviera despierto durante la intervención para ayudarles y decirles si todo iba bien. Podía verse alterado el lenguaje, el movimiento, el entendimiento... era un área complicada. En realidad me di cuenta de que no estaba saliendo bien. En un momento fui consciente de que fallaba al leer esas cartillas con nombres sencillos, entendía perfectamente la situación, pero no podía verbalizarlo».

Las fotografías del reportaje que acompañan el texto las realizó Pablo Sáez, su pareja, justo después de la operación. En ellas se podía ver como el cráneo del diseñador estaba cosido con grapas y puntos de sutura. «Fue una cosa íntima, sin pensar en que se iban a publicar. Era algo nuestro, de los dos. Para recordar momentos. Nos pareció que dentro de la dureza tenían... no sé si decirte belleza, pero sí mucha verdad».

A pesar de todo, Delfín nunca tiró la toalla, no dejó de comentar «sus ganas de luchar y de vivir y todos los proyectos que tenía en mente». «Una colección de niño, una exposición con sus bocetos... Los médicos ''están alucinados''. Sé que es grave, que es una lucha real, que la enfermedad quiere seguir adelante... pero tenemos que pararla. Me siento con muchas ganas, estoy listo. No tengo miedo'', sentenciaba el modisto.

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