Desfile de Gucci en la Fashion Week de Milán
Desfile de Gucci en la Fashion Week de Milán - REUTERS

El bohemio barroco de Gucci

Alessandro Michele insiste en su estrategia con éxito

Madrid Actualizado: Guardar
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La máxima empresarial de no cambiar de estrategia cuando se está ganando, se aplica en las colecciones presentadas ayer en Milán por la casa Gucci. Si bien los atuendos que desfilaron rayaban en lo estrambótico, en la casa italiana han comprendido que ese «maximalismo ilustrado» de corte algo cómico, es luego el mejor motor para generar novedades en una empresa que ha despertado de un cierto letargo con el brío de una joven startup.

Los batines orientales brillantes, se alternaron con vestidos escultura en materiales rígidos, con prendas de zíngara -llenas de volantes en colores osados-, chaquetas largas de punto de inspiración deportiva al estilo de las de Chanel en los años 20 y 30, tutús de varias capas, vestidos de flecos con plataformas y modelos ochenteros de escote asimétrico y profusión de volantes.

Este «n’importe quoi», que dirían los franceses para refererirse a una mezcla sin mucho sentido, ha sido el catalizador del éxito de Alessandro Michele a cargo de la dirección creativa de la casa florentina. Si bien los valores de Gucci habían sido en el pasado lejano, un sport chic, en la época de Tom Ford un «sensual power» y una mezcla indefinida de lo anterior en tiempos de Frida Giannini, ahora la marca bebe en las aguas de Miuccia Prada, esas que permitieron a la milanesa dominar el mercado de los últimos años -incluso bien entrada la crisis-. Se trata de un chic bohemio y algo ridículo, más bien tirando al feísmo, que lleva la originalidad y la rebeldía en el ADN.

Una de las creaciones de Gucci en la Fashion Week de Milán
Una de las creaciones de Gucci en la Fashion Week de Milán - REUTERS

El desfile de ayer tuvo lugar por última vez en los antiguos talleres de trenes de Vía Valtellina, al norte de la estación de Porta Garibaldi. Lejos quedan los años en los que Gucci desfilaba en el delicioso pero excesivamente selectivo -por tamaño y logística- teatro de la esquina de Viale Piave -propiedad de la empresa- donde algunos afortunados teníamos reuniones de trabajo frente al precioso jardín del hotel Diana. La próxima temporada, Gucci desfilará en su nuevo «hub» de Milán, un centro que además englobará la oficina central en la ciudad, los estudios fotográficos y los showrooms de venta. Se trata de un espacio industrial, entre antiguo y moderno, muy cerca del aeropuerto de Linate, localizado en la antigua fábrica Caproni, en Via Mecenate, llena de hangares y talleres para aviones. La corta distancia al aeropuerto, será un placer para los directivos y visitas, si bien la sede central, con más de 1200 empleados, permanecerá a las afueras de Florencia.

En 6 meses, el nuevo espacio en el que desfilará Gucci supondrá un cambio en la cultura de la empresa e incluso en su organización. Contarán con un edificio alto y con otros bajos en ladrillo visto, que al unirse con un techado común, crearán una «piazzetta» muy indicada para actos multitudinarios. La decoración será respetuosa con el ambiente, todo se reciclará, existirán jardines, patios y jardines verticales. Los asientos, mesas y pantallas, tendrán un aire retro muy distinto al que la gran casa florentina tuvo durante décadas. Y es que para que todo siga igual, y funcione, todo tiene que cambiar.

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