Alfonso XIII y Victoria Eugenia: la boda real por amor que pudo terminar en tragedia

El 31 de mayo de 1906, el anarquista Mateo Morral quiso atentar contra la comitiva nupcial. Murieron veintitrés personas entre guardias reales y curiosos que se acercaron a ver a los novios

Foto conmemorativa de la boda de Alfonso XIII y Victoria Eugenia de Battenberg

E. Bárcena

Toda boda tiene su anécdota. El tío que bebé una copa de más, el vestido que se mancha, la corbata que desaparece... El atentado anarquista. Alfonso XIII y Victoria Eugenia de Battenberg lo tenían todo para protagonizar la boda real más romántica de España -sí, se amaban de verdad-, hasta que su carruaje llegó al número 88 de la calle Mayor de Madrid y Mateo Morral les lanzó un ramo de flores con una bomba en su interior. Pero empecemos por el principio.

Alfonso XIII y Victoria Eugenia

Los novios se conocieron de casualidad. El joven Rey español se encontraba de viaje en Inglaterra para conocer a la princesa Patricia, conocida como Patsy por su familia, elegida para convertirse en su esposa por la corte española. Pero no hubo ni modo ni forma, Patsy ya estaba enamorada de un conde inglés y Alfonso XIII empezaba a desesperarse ante la falta de interés de la princesa. Así las cosas, durante una comida en el palacio de Buckingham celebrada en su honor, el monarca se fijó en la nieta pequeña de la Reina de Inglaterra , Victoria Eugenia de Battenberg.

En marzo de 1905, la princesa Ena , como la llamaba su familia, llegaba a Biarritz para la petición de mano y convertirse al catolicismo, pasos indispensables para convertirse en la futura Reina de España .

La bomba

31 de mayo de 1906. Basílica de San Jerónimo de Madrid . El novio, vestido con el uniforme de gala de capitán general, espera impaciente a la novia. Victoria Eugenia llega treinta y cinco minutos tarde con un traje de satén blanco bordado en plata, salpicado de azucenas y azahares y con una cola de más de cuatro metros de largo.

Los novios dejan la Los Jerónimos ya convertidos en marido y mujer

Tras la ceremonia religiosa y la pertinente inscripción del acto en el Registro Civil, el cortejo nupcial puso rumbo al Palacio Real, recorriendo las calles de Madrid y saludando a los miles de personas que se habían dado cita para ver a los novios. El Ayuntamiento instaló sillas a lo largo del recorrido, por las que había que pagar una peseta. Además, más de 300 balcones se alquilaron por hasta 2.000 pesetas.

La comitiva pasaba por el número 88 de la calle Mayor de Madrid cuando se escuchó un estruendo. Veintitrés personas, entre miembros de la guardia real y curiosos, murieron en el atentado. La bomba iba camuflada en un ramo de flores que el anarquista Mateo Morral lanzó desde una ventana. A día de hoy, el balcón desde el que atentó contra los Reyes está marcado con una corona de flores en honor a las víctimas.

ABC publicó en exclusiva la fotografía del atentado

Los Reyes se salvaron de milagro: los cristales de la carroza saltaron por los aires y el vestido blanco de Victoria Eugenia terminó manchado de sangre. De esta guisa se presentó en la recepción, en honor a los muertos. Así se comió la tarta nupcial, tradición importada de Inglaterra por la novia hecha con crema glacée y bizcocho y con un peso de 300 kilos. Y así puso rumbo a La Granja de San Ildefonso con su marido, donde pasaron la luna de miel intentando sobreponerse del susto.

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