Tres veces «sí»: la boda de Don Juan Carlos y Doña Sofía

La pareja contrajo matrimonio el 14 de mayo de 1962 siguiendo el rito católico, el ortodoxo y en una ceremonia civil

Don Juan Carlos y Doña Sofía el día de su boda en Atenas

E. Bárcena

¿Cuántas veces hace falta decir «sí» en una boda? El 14 de mayo de 1962, Don Juan Carlos y Doña Sofía tuvieron que hacerlo tres veces, en tres ceremonias diferentes.

Era la boda más esperada . Hasta 143 miembros de 27 familias reales se dieron cita en Atenas para acudir a la ceremonia. Allí estaba la Reina Victoria Eugenia , los condes de Barcelona , Pablo y Federica de Grecia , Ingrid de Dinamarca , Humberto de Italia , los Grandes Duques de Luxemburgo , Juliana de Holanda , Elena de Rumanía , Rainiero y Gracia de Mónaco ... La capital griega se convirtió en la capital de las monarquías europeas durante una semana. Nadie quería perderse el enlace entre el príncipe español y la dulce princesa helena.

Las celebraciones por el enlace comenzaron el 10 de mayo con una fiesta para los miembros más jóvenes de las Casas Reales, con la que querían darle una gran despedida a los novios. Tras la fiesta se organizaron dos bailes de gala, que precedieron a la gran ceremonia.

Castellano, griego y latín

Diez en punto de la mañana. Don Juan Carlos espera en el altar con el uniforme de teniente de la infantería, el Toisón de Oro, el collar de Carlos III, las placas de la Orden de Malta y de la Orden griega a su futura esposa, Sofía de Grecia. A su alrededor, decorando la catedral de San Dionisio, 45.000 claves rojos y amarillos llevados a la ciudad griega desde Valencia y Cataluña.

Portada de ABC de la boda

La unión de los futuros Reyes de España fue compleja: hicieron falta tres ceremonias -católica, ortodoxa y civil- para unirles en matrimonio. Tras su primer «sí, quiero», los novios se trasladaron a la catedral de Santa María para convertirse en marido y mujer a través del rito ortodoxo, religión que profesa la familia de la novia. Para celebrar la ceremonia, los novios contaron con la bendición de Juan XXIII. Eran ya las 12 del mediodía cuando los novios volvieron a ser declarados marido y mujer, esta vez en el Salón del Trono del Palacio Real en una ceremonia civil.

Don Juan Carlos y Doña Sofía son, hasta la fecha, la única pareja real que pronunció esas dos palabras en tres ceremonias diferentes y en tres lenguas distintas: castellano, griego y latín. Pero esa no fue la única anécdota de la jornada.

[Así lo contó ABC el 15 de mayo de 1962]

Y es que, con los nervios, la entonces princesa Sofía se olvidó de solicitar a su padre el permiso para dar el «sí, quiero» a su futuro marido. La joven, nerviosa, se echó a llorar, momento en el que Don Juan Carlos le prestó su pañuelo. ¿Les suena el momento? La primogénita de los reyes, la Infanta Elena , también se saltó la petición de permiso a su padre durante su boda con Jaime de Marichalar .

Un vestido para una reina

«Su vestido de novia era un sueño de encaje, sobre el cual, cayendo desde su cabeza hasta el suelo, llevaba mi velo nupcial, también de encaje», así reflejó Federica de Grecia el traje con el que su hija se convirtió en la mujer de un futuro Rey.

Los recién casados junto a sus damas de honor, todas ellas princesas

Doña Sofía eligió una diadema de diamantes, regalo de su madre, para sujetar el velo (la misma que utilizaría Doña Letizia el día de su enlace con Don Felipe ). El vestido, de seda entreverada de plata, lo firmaba Jean Desses y tenía siete metros de cola. Por su parte, la condesa de Barcelona vistió un traje de color azul, en un guiño a la bandera de Grecia.

Sin televisión pero con cuenta corriente

Sí, era el acontecimiento del siglo. Pero no se pudo retransmitir por televisión, ya que no existía en Grecia. Hubo que recurrir a los servicios de Eurovisión para grabar una cinta que fue enviada a Roma, desde donde se emitió para el resto del continente.

De primera mano lo vivieron las 3.000 personas que se desplazaron desde España para acompañar a los novios. Para los demás, la duquesa de Alba puso en marcha una iniciativa cuanto menos curiosa: abrió una cuenta corriente en el Banco de España para que los españoles que lo desearan pudiesen realizar un obsequio a la pareja de recién casados.

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