No hay riesgo para los bañistas. Pero el tiburón peregrino no deja de ser un voluminoso animal silvestre, así que siempre hay que extremar la precaución
No hay riesgo para los bañistas. Pero el tiburón peregrino no deja de ser un voluminoso animal silvestre, así que siempre hay que extremar la precaución - ABC
LA RICA ESPAÑA

Tiburón peregrino: el escualo que es tan grande como inofensivo, aunque siempre nade con la boca abierta

El segundo pez de mayor tamaño del planeta se encuentra en peligro de extinción en el Mediterráneo y en el Atlántico ibérico, cuyas costas visita en primavera y verano

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A finales del mes pasado los tripulantes de un pesquero gallego daban el aviso: habían avistado un tiburón peregrino (Cetorhinus maximus) de cuatro metros de largo a unas siete millas de la torre de Hércules (La Coruña) y a unas tres millas al oeste de la playa de Doniños (Ferrol). El patrón del barco aseguró entonces que nunca se había topado con un ejemplar de la especie tan grande. Grande, pero completamente inocuo. Nada que ver, matizó, con el marrajo que atrapó en el aparejo el día anterior y que devolvió al mar de inmediato.

El tiburón peregrino, tal y como detalla en su web la organización internacional de conservación marina Oceana, es el segundo escualo más grande del mundo.

Se distingue, sobre todo, por su enorme boca, que procura mantener abierta a menudo para filtrar plancton, crustáceos de pequeño tamaño, larvas y huevas de peces. Se trata de un tiburón «lento» e «inofensivo» que se ha convertido en objetivo de las pesquerías de todo el mundo dado que su captura resulta rentable: un solo ejemplar proporciona hasta una tonelada de carne y unos 500 litros de aceite. Sus aletas son, de igual manera, muy codiciadas en el mercado asiático.

De un tiburón peregrino se obtiene una tonelada de carne y 500 litros de aceite

El tiburón peregrino, por desgracia, también es objeto de capturas accidentales de otras pesquerías. Así como de la presencia de redes de pesca abandonadas. En mayo, el servicio de Emergencias 112 de Caños de Meca recibió una llamada que alertaba del varamiento de un «ballenato» en la playa de los Castillejos. Cuando los técnicos de Medio Ambiente se acercaron a comprobar qué descansaba sobre la orilla se sorprendieron al descubrir que, en realidad, se trataba de un tiburón peregrino de siete metros y medio. El animal se encontraba atrapado en una red de pesca. Y su cuerpo no presentaba un aspecto de descomposición galopante, por lo que los expertos concluyeron que murió cerca de la costa y llegó a la deriva hasta Los Caños. Lo que no determinaron con exactitud fue si el tiburón peregrino falleció como consecuencia del arte de pesca abandonado en el mar (al no poder nadar y alimentarse) o se enredó en la malla después de perder la vida.

La observación del tiburón peregrino en la costa gallega, gaditana y mediterránea puede parecer rara. Pero se avistan varios individuos a lo largo del año. Sobre todo en primavera y verano, cuando se aproximan al litoral (pues en invierno suelen habitar aguas más profundas). En junio, sin ir más lejos, una embarcación de Denia capturó un ejemplar de la especie. «Todas las manos fueron necesarias para devolver al pescadito al mar», asegura la Cofradía de Pescadores Posit de Denia en su perfil de Facebook.

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