Castilla-La Mancha, epicentro de las regiones despobladas

En esta comunidad autónoma hay 69 municipios donde no vive ningún menor de 20 años: 46 en la provincia de Guadalajara, 21 en Cuenca y dos en la de Toledo

Castilla-La Mancha es un ejemplo claro del proceso de despoblación rural EFE
Mariano Cebrián

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El silencio, que tan sólo es interrumpido por el canto de los pájaros, es la tónica dominante de muchos pueblos de la España interior —también conocida como la España vacía o vaciada—, gran parte de los cuales se encuentran en Castilla-La Mancha . Sin embargo, esta comunidad autónoma, cuya población supera por poco los dos millones de habitantes y donde algunas comarcas de las provincias de Guadalajara y Cuenca son el epicentro de la despoblación , es una tierra de contrastes en cuanto a demografía se refiere.

Castilla-La Mancha se sitúa como la segunda comunidad autónoma con más municipios en los que no hay habitantes menores de 20 años, con 69 de ellos en esta situación, sólo por detrás de Castilla y León. Sin embargo, la población ha aumentado un 16,87% entre 2000 y 2018, algo por encima de la media. Esos 292.546 habitantes más que ha sumado la región se han concentrado especialmente en Guadalajara (+53,80%) y Toledo (+30,20%), mientras que la única provincia donde baja el padrón es en Cuenca (-1,91%).

Esta es la idea que se extrae del informe «La población en España: evolución en el siglo XXI, situación actual y perspectivas de futuro», elaborado por la consultora estratégica de comunicación «Stratego» , que informa de que desde el inicio del año 2000 la pérdida de población en Castilla-La Mancha afecta en más del 25% de sus habitantes a 363 municipios de Castilla-La Mancha.

En la comunidad autónoma existen paisajes dispersos, con poca gente, poca población, pocos votos que llevan a ese lugar a una economía de subsistencia. Un caso paradigmático lo representa la Alcarria, ese lugar donde se ubica la cabecera del Tajo, que vio un día como unas 18.000 hectáreas de huerta fructífera y de regadío se vieron anegadas por los embalses de Alarcón, Entrepeñas, Buendía y Contreras. Eso supuso el abandono de la agricultura de cientos de jóvenes en aquellos años en los que el régimen franquista puso en marcha el Trasvase Tajo-Segura. Fueron muchos los que tuvieron que abandonar sus tierras para buscar un empleo estable en la ciudad.

Castilla-La Mancha es, de este modo, un ejemplo claro del proceso de despoblación rural porque, a pesar de un importante incremento en su población en términos globales, la realidad es que siete de cada 10 municipios de la comunidad (678, el 73,7%) han visto mermado su padrón en ese periodo. Incluso hay 363 —casi el 40% de los núcleos totales— donde esa caída ha superado el 25%. Mientras, hay 75 localidades que han incrementado su padrón por encima del 50%, según se desprende del informe de «Stratego».

Menos de 100 habitantes

Los casos más extremos son los de Arandilla del Arroyo, en Cuenca (-77,78%, para quedarse con 10 habitantes); Angón (-77,78%, 10 habitantes), y Cendejas de la Torre (-73,03%) , ambos en la provincia de Guadalajara, mientras que el número de núcleos por debajo del centenar de habitantes ha pasado en los primeros 18 años de este siglo de 188 a 260 (con un incremento de algo más del 38%).

La localidad toledana de Illán de Vacas es la menos poblada de España, con cinco habitantes ABC

Así, hoy la comunidad tiene cinco municipios por debajo de los diez vecinos, siendo el más pequeño el pueblo toledano de Illán de Vacas (con cinco), al que hay que sumar con ocho habitantes a Fuembellida y Valtablado del Río, mientras que con nueve se encuentran Castilnuevo y La Olmeda de Jadraque, todos ellos en la provincia de Guadalajara.

Las pérdidas de población se concentran en las zonas rurales, puesto que las cinco capitales de provincia ganaron vecinos en el último año . Así, a finales de 2018 en Toledo vivían 84.282 personas, 541 más respecto al periodo anterior; en Ciudad Real eran 74.743, 102 vecinos más; en Cuenca lo hacían 54.898, solo 22 más; en Albacete eran 173.050, 234 más; y en Guadalajara 84.910, 765 vecinos más.

Por el contrario, el padrón ha aumentado de manera espectacular en lugares como Yebes, municipio —a una hora en coche de Madrid y a 20 minutos de Guadalajara— donde el padrón ha pasado de 167 a 3.518 vecinos (+2.006%). También destacan los casos de Quer (+848%) y Pioz (+774,7%), y hay que llaman la atención por su volumen como Seseña (+471,51%) e Illescas (+171,23%).

Seseña fue la población que más vecinos ganó de toda Castilla-La Mancha durante el año pasado al contar con 24.255 habitantes, 1.263 más. También en la vecina Illescas se incrementó notablemente la población con 732 empadronados más para un total de 28.064. Otros municipios que ganaron población fueron Tarancón al contar con 156 nuevos vecinos para un total de 14.990 y Hellín, que con 84 nuevos residentes suma 30.268 habitantes y supera a Valdepeñas como el undécimo núcleo más poblado de Castilla-La Mancha.

Por contra, Valdepeñas cedió 14 vecinos y se queda en 30.210; Alcázar de San Juan perdió 257 y se quedó en 30.686; Azuqueca de Henares tuvo 83 menos para un total de 34.685; Villarrobledo perdió 76 y se quedó en 25.241; y Almansa cedió 29 y se situó con 24.537. Pero, sin lugar a dudas, las ciudades que más población pierden son Talavera de la Reina y Puertollano.

Talavera de la Reina lleva cediendo habitantes desde el año 2012, cuando contabilizó 88.755, mientras que el año pasado eran 83.009, más de 5.700 menos. Más grave es la situación de Puertollano, que lleva perdiendo población desde 2010. Ese año tenía 52.300 vecinos y ahora son 47.881. Por último, Tomelloso también pierde desde 2012: ha pasado de 39.093 a 36.091 vecinos.

170 pueblos sin niños

Otro dato relevante del informe de «Stratego» es que en Castilla-La Mancha, a día de hoy, el 20,29% de la población tiene menos de 20 años, y el 18,88% tiene más de 65, con lo que en términos generales su población tiene más población juvenil y menos población mayor que la media nacional. Sin embargo, en 202 localidades castellano-manchegas no vive ningún niño de 0 a 4 años, y en 69 ese vacío generacional se amplía hasta los 20 años. Además, se da la circunstancia de que en 170 núcleos de menos de 100 habitantes no hay niños menores de 5 años.

A esto se suma que en 72 municipios más de la mitad de la población ha superado ya los 65 años , siendo la segunda región con más casos de este sólo por detrás de Castilla y León. El ejemplo más singular es Arandilla del Arroyo, donde 9 de sus 10 habitantes superan esa edad, siendo el municipio con más porcentaje de mayores de toda España.

Todos estos pueblos y lugares del interior de Castilla-La Mancha sumaron su voz a la de otros muchos de España que el pasado 31 de marzo se manifestaron en Madrid para expresar su malestar por la situación que viven. Por las calles de la capital dijeron alto y claro que un gobierno responsable, debe acercar la sanidad, la educación, las infraestructuras, los servicios sociales y las telecomunicaciones a todos los habitantes de su territorio, en igualdad de condiciones. Todo ello con un claro objetivo: evitar la despoblación.

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