Las peticiones de asilo caen casi a la mitad tras el desplome del tráfico aéreo

La inmigración en Canarias crece un 700% en el primer trimestre

L. L. C.

Las solicitudes de asilo en España han caído de las 14.500 mensuales a 8.119 en marzo, cuando las medidas de confinamiento impuestas por el Gobierno obligaron a partir de la segunda quincena a reducir un 50% los vuelos comerciales. Con ellos, ha bajado la llegada de colombianos, hondureños y peruanos que, por este orden, son los primeros demandantes de protección internacional en nuestro país, siempre encabezados por los venezolanos, que desde hace un año tienen acceso exclusivo a un permiso de residencia extraordinario activado por el Ejecutivo por razones humanitarias. En lo que va de año, han sido concedidos 16.403 permisos de este tipo.

En concreto, en enero se presentaron 14.484 solicitudes y en febrero 14.633 frente a esa s 8.119 de marzo -un 44% menos- , que en el interanual también representan un 24% menos de las contabilizadas en el mismo mes de 2019, que fueron 10.647 según reflejaba Ep esta semana.

Marzo, la mitad que en febrero

Los efectos de la pandemia del coronavirus en la inmigración y su gestión están siendo múltiples. La disminución de la actividad en los aeropuertos ha repercutido en esa reducción en las listas de aspirante al asilo, mientras que en el Mediterráneo las pateras son una anécdota desde mediados del mes pasado. Ayer se buscaba una en aguas de Benidorm. Los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE), donde ingresan aquellos inmigrantes susceptibles de ser expulsados, han cerrado esta última semana ante la imposibilidad real de devolverles a sus países de origen, la mayoría de ellos cerrados por tierra mar y aire para tratar de frenar al virus.

Lo que no se ha visto paralizado por la crisis sanitaria, aunque sí ralentizado, es el flujo de embarcaciones que se dirigen al archipiélago canario. Las cifras migratorias de marzo, las últimas difundidas por el Ministerio del Interior, cierran la fotografía del primer trimestre del año, en el que se ha consolidado la principal tendencia registrada desde 2019: esa reducción de inmigrantes en el Mediterráneo, mientras continúan las llegadas a las islas del Atlántico, aunque sin la intensidad de meses atrás.

La cuenta provisional refleja que la disminución del tráfico en la ruta sur en estos tres meses ha sido del 44.1% y en la atlántica la subida es de un 753%, o lo que es lo mismo, se han registrado ocho veces y media más embarcaciones que el pasado año.

Tanto un dato como el otro han mejorado gracias a baja afluencia de inmigrantes detectada en la segunda mitad de marzo, coincidiendo con el estallido de la crisis del coronavirus. El vació en el Mediterráneo tiene que ver con el cierre de fronteras de Marruecos y la declaración del estado de emergencia sanitaria, que se ha traducido en la consiguiente prohibición de salir a las calles incompatible con la llegada de grupos de inmigrantes a las playas para embarcar. A pesar de ello, uno integrado por unas 260 personas consiguió el lunes acercarse a la valla de Melilla y 55 de ellos superarla. Es el asalto más importante que se ha registrado en esta alambrada desde que en diciembre empezó su remodelación.

Efecto Covid-19

En cuanto a las Canarias, en los datos del Ministerio consta la llegada en este tiempo de 247 personas de forma irregular en seis pateras, lo que redondea un marzo con un total de 269 personas llegadas irregularmente al archipiélago, el dato más bajo de 2020. Con ello, la comparativa con 2019 se resume en ese 753% más de inmigración en el primer trimestre, cuando al término de febrero -mes en el que hubo 646 entradas- el aumento interanual estaba en el 1306% y en enero -708 entradas- era del 1.427 por ciento.

Ha sido marzo un mes atípico en términos migratorios para estas islas, habida cuenta de que entre el día 5 y hasta el 20 no se detectó una sola patera. Teniendo en cuenta, como subraya la agencia Efe, que las embarcaciones tardan unos cinco días en hacer uno de los trayectos más habituales, el que parte de Dahla (Marruecos), y siete o más desde Mauritania, cabe pensar que algo comenzó a cambiar el fin de semana anterior, en el que se impusieron las primeras restricciones por el Covid-19 en nuestro entorno.

Desde que comenzó el confinamiento, los vuelos de repatriación de inmigrantes desde Canarias a Mauritania -que por acuerdo, readmite a todas las personas que hayan ingresado de forma irregular en España partiendo de sus costas- se han suspendido. A la vez, ninguno de los inmigrantes llegados últimamente estaba siendo recluido en los Centros de Internamiento para Extranjeros (CIE) de Gran Canaria y Tenerife al ser prácticamente imposible devolverles a sus países. Estas instalaciones se han vaciado y están clausuradas al igual que las del resto de la Península.

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